Los llamadores, los despertadores humanos de los marineros españoles

Los llamadores, los despertadores humanos de los marineros españoles

Después de escribir sobre los despertadores humanos y su labor en Inglaterra, recibí algunos correos de lectores de Curistoria que me decían que en España también habían existido figuras similares. Gracias, antes de nada, a Ángel Carballo y a José M. Cousillas por los enlaces y la información al respecto. Ya se apuntaba en la entrada anterior que una de las labores de los despertadores humanos estaba asociada con los trabajadores de los puertos, donde los estibadores y los propios marineros tenían un horario que cumplir. En España la labor de los llamadores, como se les llamaba, estaba directamente asociada con la vida de los marineros.

Entre las muchas contribuciones que las mujeres han hecho al mundo de la pesca, donde varios de los oficios en tierra caían en sus manos, estaba la labor de las llamadoras. Al menos en el País Vasco parece que la labor era netamente femenina, aunque en Andalucía no está tan claro que el trabajo fuera hecho sólo por mujeres, por la información que me han hecho llegar. Fueran hombres o mujeres, su tarea era similar a la de los knocker-up británicos, aunque no tengo constancia de cómo despertaban exactamente a sus clientes, por así llamarlos. Es decir, no sé si usaban palos largos para llamar a las ventanas, o si sencillamente llamaban a las puertas.

En lo que sí coinciden todas las fuentes es que lo que hacían era llamar a los marineros a los barcos, despertarlos para que estuvieran a bordo a su hora. Es más, según parece, en algunos casos no eran sólo el despertador sino que eran incluso el aviso de si había que embarcar o no. Esto es, si por cualquier motivo se suspendía la salida al mar de un barco, las llamadoras o los llamadores no pasaban a avisar a su tripulación y por lo tanto los marineros seguían durmiendo y sabían que la faena se había suspendido. Supongo que en la mayoría de los casos sería por motivos meteorológicos, pero bien podría ser por cualquier otro. Si el llamador no pasaba, ese día no se trabajaba. Y si pasaba, era para que nadie se quedara en la cama o se despistara y por lo tanto se quedara en tierra.

Como vemos, la tradición británica no era tan especial en la tarea, aunque quizás sí lo era por su forma de hacerlo, usando las varas largas. He visto, eso sí, unas imágenes de Lequeitio donde aparecía un hombre con un vara gruesa y forrada de metal en uno de los extremos, pero desconozco su función exacta. Quizás alguien puede aclararlo en los comentarios. En España, como vemos, también existían estos despertadores humanos, que aunque hoy se recuerda con cierto aire festivo y de añoranza, supongo que a más de uno le fastidiaron algún buen sueño.

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