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Curar una enfermedad con otra enfermedad

El doctor Wagner-Jauregg (en el centro con chaqueta negra) durante uno de sus tratamientos en 1934
(El doctor Wagner-Jauregg (en el centro con chaqueta negra) durante uno de sus tratamientos en 1934)

Hay un refrán que asegura que la mancha de la mora con otra verde se quita. He de reconocer que yo conocí el dicho a través de una canción de flamenco y que además he escuchado frases con el mismo mensaje toda mi vida. Especialmente cuando se trata del tema de amor. En ese caso, lo que viene a aconsejar es la búsqueda de un amor para olvidar otro ya acabado. En el mundo de la medicina, el doctor Julius von Wagner-Jauregg aplicó el mismo razonamiento al tratamiento de la sífilis.

Wagner-Jauregg, austríaco nacido en 1857, se especializó en psiquiatría y en 1927 se apuntó su nombre en el listado de galardonados con el Nobel de Medicina. Se reconocían así sus investigaciones en torno a la piroterapia, es decir, la producción de fiebre en un enfermo para que esa fiebre ayude a curar otra enfermedad. La fiebre sería la mora verde que elimina la mancha de la mora primera.

En el tramo final del camino que hace la sífilis sobre sus víctimas, se producen una serie de problemas mentales. Wagner-Jauregg se dio cuenta de que algunos pacientes mostraban cierta mejora en su estado mental cuando la fiebre los azotaba por alguna otra causa. Dejó las medias tintas a un lado y, tirando de otro refrán, debió pensar aquello de que perdidos al río. Infectó a algunos enfermos de sífilis con malaria, para que esta segunda enfermedad atacara con sus altas fiebres a la primera. Se producía algo así como una pelea de dos enfermedades por ver a cuál de las dos pertenece el cuerpo del pobre enfermo.

Los experimentos, como supondrán a estas alturas, tuvieron éxito. La demencia sifilítica se retrasó o remitió, lo que era un avance. La malaria también es un mal enemigo, por lo que una vez hecho su servicio, provocar altas fiebres, era combatida son quinina. Esta práctica aguantó como tratamiento útil durante mucho tiempo, hasta que llegó la penicilina.

Fuente: Historia de la ciencia sin los trozos aburridos, de Ian Crofton

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  • Interesante. Hay una serie sobre la medicina a principios del siglo XX (The Knick), en la que el protagonista utiliza esta técnica con una de sus pacientes. La verdad es que aun siendo médico nunca había oído hablar de tales prácticas y pensé en su día que era una licencia de los guionistas de dicha.

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