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Los ocho tipos de borracheras que existen

El vino es un burlón, obra del holandés Jan Steen
(El vino es un burlón, obra del holandés Jan Steen)

Estoy seguro de que algún monólogo de comedia ya hace un repaso de los tipos de borrachera o de borrachos con los que uno se puede encontrar. En un repaso personal, podría decir que está el que le da por llorar, el que se queda dormido, el que se convierte en el mejor amigo de cualquiera, el violento, el chistoso… Pero, como es habitual, nada nuevo bajo el sol. Ya el escritor inglés Thomas Nashe hizo un repaso de este tema en el siglo XVI.

Este autor, nacido en 1567, escribió teatro, poesía, novelas, y unos panfletos muy populares en Londres, de producción barata y de temática variada. En uno de esos panfletos Nashe recogía los ocho tipos de ebriedad que existen, o al menos existían en aquel tiempo y lugar, aunque siendo la cuestión la que es, dudo que los humanos hayamos dejado extinguirse alguno de esos tipos de borrachera por falta de casos. Me temo que este tipo de tradiciones se mantienen sin problema.

La lista en cuestión es la siguiente.

El primer tipo de borracho actúa como un simio: salta, canta, vocifera y baila.
El segundo es como un león, revuelve todo, insulta, rompe cosas y es propenso a pelear con cualquier hombre que le hable.
Luego está el borracho tipo cerdo, que es pesado, adormilado y llora por un poco más de bebida.
El cuarto es similar a una oveja, prudente, permanece callado salvo cuando sabe que ha encontrado la palabra perfecta.
El quinto tipo de borracho lo asocia Nashe al pato, y es el que es amable, cariñoso e incluso besa a aquel que está junto a si, mientras le dice cuánto lo quiere y que siempre le querrá, incluso cuando no sea correspondido.
El borracho chimpancé es sorprendentemente atractivo, ya que bebe y bebe hasta estar borracho, y entonces sigue bebiendo y bebiendo hasta estar otra vez sobrio. Parece cosa de magia.
El séptimo tipo de ebriedad es aquella que lleva directamente a la lascivia, y que hace que el borracho en cuestión no pueda pensar en otra cosa que no sea el sexo. Este tipo lo asocia nuestro amigo con la cabra.
Y por último, la borrachera tipo zorro, que lleva al afectado a agudizar su ingenio y a volverse más astuto. Aseguraba Nashe allá por el siglo XVI, que los holandeses solían ser borrachos de este tipo y que había algunos que nunca cerraban un negocio si no estaban borrachos.

No sé qué pensarán ustedes, pero ciertamente yo reconozco algunas de las tipologías que mencionaba Nashe. ¿No creen ustedes que no hemos cambiado tanto? ¿Alguno que añadir?

Fuente: Listas memorables, de Shaun Usher

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