Recomendaciones de Hemingway para jóvenes escritores

Recomendaciones de Hemingway para jóvenes escritores
(Recomendaciones de Hemingway para jóvenes escritores)

Existen tantos consejos, guías, recomendaciones y listas de lecturas hechas por escritores y destinadas a aquellos que quieren ser escritores, que bien se podría escribir un libro únicamente con esas listas y consejos. De hecho, estoy tentado de hacerlo. ¿Tendré que leer todos esos consejos y recomendaciones antes de ponerme a escribirlo? Quién sabe. En cualquier caso, muchas veces están cargadas de sentido común, otras sirven para conocer mejor cómo trabajaba y pensaba el autor en cuestión, que siempre es interesante, y en algunos, nos encontramos con alguna lista de lecturas que bien merece un repaso. Este último es el caso del que voy a hablarles.

En 1934, un joven aspirante a escritor hizo autostop hasta Florida para conocer a su ídolo, que no era otro que Ernest Hemingway. El autoestopista se llamaba Arnold Samuelson y había leído un texto de Hemingway en un diario, texto del que más tarde saldría su novela Tener y no tener, que le impresionó tanto que decidió ir a ver al escritor. Después de unas cuantas peripecias por el país, en plena Gran Depresión, cuando llegó a su destino y lo tuvo delante, le dijo qué había hecho y por qué y recibió algunos consejos, y un poco de whiskey:

La cosa más importante que he aprendido sobre la escritura es a nunca escribir demasiado de una vez. Nunca te seques a ti mismo, deja un poco para el siguiente día. Lo principal es saber cuando parar. No esperes hasta que te hayas agotado, cuando lo estés haciendo bien y hayas llegado a un punto interesante y sepas lo que va a pasar a continuación; ese es el momento de parar.

La zona de trabajo de Hemingway estaba en la parte trasera de la casa, sobre el garaje, y hasta allí lo siguió Samuelson. El escritor se sentó y comenzó a escribir en un papel una lista de lecturas recomendadas para alguien que quiere escribir y se la dio después al muchacho. Además de eso, le regaló un libro de Stephen Crane y una edición de su Adiós a la armas. En este último caso le dijo que era la única copia que tenía de esa edición y le pidió que se lo devolviera tras leerlo.

La lista de lecturas era la siguiente:

El hotel azul, de Stephen Crane
El bote abierto, de Stephen CraneMadame Bovary, de Gustave Flaubert
Dublineses, de James Joyce
Rojo y negro, de Stendhal
Servidumbre humana, de Somerset Maugham
Anna Karenina, de Leo Tolstoy
Guerra y paz, de Leo Tolstoy
Los Buddenbrook, de Thomas Mann 
El granizo y el adios, por George Moore
Los hermanos Karamazov, de Fyodor Dostoyevsky
El libro de Oxford de la poesía inglesa
La habituación enorme, de E.E. Cummings
Cumbres borrascosas, de Emily Bronte
Allá lejos y tiempo atrás, de W.H. Hudson
El americano, de Henry James

Fuente: Open Culture

Ver comentarios

Entradas recientes

El escritor Jean Genet se libró de la cárcel por la admiración de sus colegas artistas

A finales del siglo XIX, haber creado la tabla periódica permitió a Mendeléyev tener una… Leer más

3 días hace

Los billetes que delataron a Nixon en el Watergate

El escándalo del Watergate tuvo lugar en los primeros años de la década de los… Leer más

6 días hace

Escocia prohibió el golf y el fútbol porque distraían a los jóvenes del entrenamiento militar

Jacobo II fue rey de Escocia desde 1437 hasta su muerte en 1460. Había nacido… Leer más

1 semana hace

The New Yorker rechazó un relato de García Márquez unos meses antes de que ganara el Nobel

Desde hace unas semanas podemos leer el último libro, hasta ahora, de Gabriel García Márquez.… Leer más

2 semanas hace

El origen del nombre de California

Don Alonso de Quijano perdió la cabeza por leer muchos libros de caballería. Ese es… Leer más

2 semanas hace

El curioso origen del símbolo de la paz

Entre los símbolos de la paz, al menos en Occidente, tenemos la paloma blanca con… Leer más

3 semanas hace