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Wellington antes de Waterloo

Wellington en Waterloo
(Wellington en Waterloo)

Wellington hizo muchas cosas desde que salió de Bruselas camino al que más tarde sería el campo de batalla de Waterloo. En la última entrada les conté cómo el nombre de la batalla proviene del lugar donde durmió Wellington, pero hoy vamos a comprobar que el inglés hizo muchas cosas, pero dormir no fue lo que más hizo.

El jueves 15 de junio, tres días antes de la batalla, estaba en Bruselas en un baile que ofrecía la duquesa de Richmond. Recibió allí la noticia de que sus aliados prusianos habían sido atacados por Napoleón. Se acostó a las tres de la madrugada y dos horas después ya estaba de nuevo en pie.

El día 16 se acostó rondando la medianoche y a las tres horas ya estaba en pie. Al día siguiente, si los informes son ciertos, durmió una hora y por último, la noche antes de la batalla, a las tres de la mañana estaba sentado escribiendo cartas. Alguna cabezada echó por algún rincón, todo sea dicho, pero tras madrugar el 15 de junio en Bruselas, día en el que acudiría a la fiesta de la duquesa de Richmond, y hasta la medianoche del 18, tras la batalla, se calcula que durmió 9 horas de las aproximadamente 90 que hay entre esos dos momentos.

¿Qué hizo todo aquel tiempo que estuvo despierto? Pues comenzó pidiendo a la anfitriona de su fiesta en Bruselas un buen mapa, supongo que para analizar la situación y planificar los próximos pasos. Cuando vio sobre el mapa la situación exclamó:

¡Por Dios, Napoleón me ha engañado! Me ha sacado un día de ventaja.

Se fue a dormir a las 3 y tras recibir a las 5 un mensaje de Blücher, general prusiano, comenzó el día dando órdenes. A las 8 ya estaba de camino y a las 12 se reunió con el propio Blücher tras llegar hasta donde estaba este. Habló, inspeccionó la zona con un catalejo y volvió con sus tropas. El resto del día lo pasó de un lado para otro organizando y colocando sus líneas sobre el campo de batalla. Al final del día cabalgó hasta Roi d’Espagne, a unos cinco kilómetros del frente, y se acostó.
El resto del tiempo, hasta la batalla, lo pasó de forma semejante, moviéndose y dando órdenes, organizando y analizando. Mirando mapas y conociendo, poco a poco, cómo Napoléon vencía a los prusianos en Ligny. Y por si esto fuera poco, además llovía. Y al final de todo ello, de varios días sin parar, la batalla.

Una actividad frenética la del inglés antes de Waterloo y poco tiempo para dormir. Todo esto se resume en dos citas del propio Wellington:

Nunca me tomé tantas molestias por una batalla (en referencia a Waterloo)

Cuando me encuentro en el fragor del combate, estoy demasiado ocupado para sentir nada.

Tanto es así que parece que ni el sueño ni el cansancio le influyeran. Supongo que tras ese día 18 siempre pensó que hubo merecido la pena todo el esfuerzo hecho.

Fuente: La máscara del mando, de John Keegan

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