Henriette Caillaux, un crimen en la política francesa

Henriette Caillaux
(Henriette Caillaux)

La política en Francia tiene historias que son propias de las revistas del corazón. El presidente Hollande y su romance con la actriz Julie Gayet. La candidata a la presidencia Ségolène Royal fue pareja durante años del presidente Hollande y ganó unas primarias en su partido a Dominique Strauss-Kahn, del que todos conocemos sus escándalos y aficiones. Y qué decir de Nicolas Sarkozy, que se divorció su mujer Cecilia, bisnieta de Isaac Albéniz, por cierto, tras rumores de infidelidades en el matrimonio y que acabó con la famosa cantante y modelo, Carla Bruni. Esto, que no es más que un mero pasar la mano por encima de los casos de los últimos años, queda en nada si lo comparamos con lo que ocurrió en 1914.

Entonces, Henriette Caillaux, nacida en 1874 y esposa del político francés Joseph Caillaux se hizo sumamente conocida por todos. La dama era 17 años más joven que su amado y comenzaron la relación cuando este ya estaba casado, lo que tampoco es gran novedad, visto lo visto. Tras divorciarse de su esposa, por fin, en 1902, se casó con Henriette.

Años más tarde, cuando Joseph Caillaux ya había sido Primer Ministro de Francia, el diario Le Figaro publicó una de las cartas de amor que Joseph le había enviado a Henriette cuando aún estaba casado y por lo tanto su aventura era un adulterio en toda regla. No era este el único ataque del periódico contra Caillaux, pero en cualquier caso Henriette se vio expuesta en las páginas de Le Figaro y decidió tomarse la justicia por su mano.

Tras hacerse con un arma, Henriette practicó un poco el tiro y tras ello se personó en el diario, donde fue llevaba hasta la oficina del director, Gaston Calmette. Sacó entonces la pistola y le disparó seis veces. Más tarde, en su defensa, dijo que estas pistolas son terribles, se disparan solas. En su caso se disparó sola la pistola al menos seis veces. El director, lógicamente, murió. De todos modos acabó convenciendo al tribunal de que lo suyo había sido un crimen pasional y fue declarada inocente.

Díganme ustedes si después de esta historia de 1914 no les parecen casi cosas insignificantes los celos, adulterios y aventuras de la política francesa actual. Aficionados.

Fuente: Lusitania, de Erik Larson

Ver comentarios

  • Era lo que se llama una mujer de armas tomar.
    De todos modos, no hubiera sido extraño que se lo hubiera encargado su marido, aunque sólo fuera para darle un susto, ya que él, en razón de su cargo, no podría haber hecho eso.
    Igual, por eso, los jueces tuvieron un "detalle" con ella.
    Saludos.

  • El caso es que la dama se llevó por delante al director de un periódico, es decir, como bien dices, era de armas tomar, literalmente.
    Gracias Aliado por el comentario.

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