La Monja Alférez

Catalina de Erauso, la Monja Alférez
Catalina de Erauso, la Monja Alférez

Catalina de Erauso, más conocida como la Monja Alférez, fue una mujer nacida en San Sebastián en 1592 y que después de pasar la primera parte de vida en un convento, cuando tenía 15 años escapó de allí y cambiando su aspecto por el de un hombre vivió más aventuras de las que uno esperaría para una monja e incluso para cualquier mujer.

Viajó muchísimo durante toda su vida ya que después de un tiempo en España embarcó con destino a América, donde se convertiría en soldado y demostraría su valor en innumerables campañas y batallas. Se ganó el grado de alférez que denota su apodo y curiosamente combatió durante mucho tiempo bajo las órdenes y al lado de uno de sus hermanos, sin revelarle nunca su identidad real.

Fuera de la vida castrense, fue jugador, pendenciero, peleón y resuelto con el acero. Mató a varios en broncas y riñas por distintos motivos, a menudo relacionados con el juego, y estuvo condenado en varias ocasiones, salvándose en alguna de ellas cuando ya tenía la soga al cuello. Fue herida también más de una vez y finalmente, frente al obispo Agustín de Carvajal, en Perú, confesó que en realidad era una mujer y que años atrás había hecho el noviciado. Su fama corrió por todo el Imperio Español y el rey Felipe IV, a través de un consejo, le concedió una paga por los servicios prestados. El papa Urbano VIII la recibió y al conocer su historia, le dio permiso para seguir vistiendo como hombre a pesar de ser mujer, algo prohibido en aquel tiempo. Finalmente volvió a América y murió en México en 1650.

Basten un par de detalles para conocer el carácter y la forma de actuar de esta dama, que en realidad llevaba dentro al más bravo de los hombres. En una ocasión, cuando ya era conocida su historia, unas chicas quisieron burlarse de ella al preguntarle dónde iba “señora Catalina”, haciendo hincapié en ese señora. La respuesta fue: “A darles a ustedes unos pescozones, señoras putas, y unas cuchilladas a quien se atreva a defenderlas”.

Sus propias palabras en la confesión a aquel obispo cuando por fin mostró su verdadera identidad, son un resumen ilustrativo de su vida:

«Señor, todo esto que he referido a Vuestra Señoría Ilustrísima no es así. La verdad es ésta: que soy mujer, que nací en tal parte, hija de Fulano y Zutana; que me entraron de tal edad en tal convento, con Fulana mi tía; que allí me crié; que tomé el hábito y tuve noviciado; que estando para profesar, por tal ocasión me salí; que me fui a tal parte, me desnudé, me vestí, me corté el cabello, partí allí y acullá; me embarqué, aporté, trajiné, maté, herí, maleé, correteé, hasta venir a parar en lo presente, y a los pies de Su Señoría Ilustrísima.«

Una vida de novela que bien merece ser conocida con mucho más detalle del que permite esta curistoria.

Ver comentarios

  • ¿No fue ella la que mató a un hombre en una riña sin saber que era su hermano? Creo que oigo campanas y no sé dónde...

    Saludos,
    Vidia.

  • Vidia, efectivamente esta dama estuvo como acompañante en un duelo en el que su hermano era también acompañante, pero del otro lado. Acabó todo revuelto y murió su hermano. Lo que no tengo claro es si lo mató ella o si sabía que era su hermano.

    No vas mal encaminada :)

  • Creo recordar que sí lo mato ella, pero no supo que era su hermano hasta después. Creo, eh?? Que mi memoria brilla por su ausencia.

    Saludos,
    Vidia.

  • Hasta donde yo se, el tema del duelo es como comenta Manuel. Catalina y su hermano eran los padrinos de cada uno de los que se enfrentaban a duelo. Os dejo este párrafo del artículo que escribí sobre Catalina en mi blog que explica el encuentro:

    "Siendo soldado participó como padrino de un amigo en un duelo, en el que los enfrentados cayeron heridos a la vez, por lo que Catalina se enfrentó al padrino rival, al que hirió mortalmente. Antes de morir, éste le reveló su nombre, descubriendo en ese momento que el soldado al que acababa de matar (y con el que había compartido destino durante tres años) era su hermano Miguel."

  • Hola Manuel,
    Hoy mismo he estado en el Palacio de Miramar viendo una placa y un busto de esta gran donostiarra.

    Su historia es apasionante.
    Me gusta cuando le dijo a Magalón (al decirle que lo único malo que tenía era ser español):
    "A mí me parece, Señor, que no tengo otra cosa buena."

    Por cierto, Juan Antonio Cebrián le dedicó una pasaje, os dejo el enlace, y gracias!

    http://www.ivoox.com/pasaje-historia-catalina-erauso-la-audios-mp3_rf_249872_1.html

Entradas recientes

Los censores romanos y la palabra censura

La censura ha existido desde el principio de los tiempos, o al menos desde que… Leer más

1 hora hace

El escritor Jean Genet se libró de la cárcel por la admiración de sus colegas artistas

A finales del siglo XIX, haber creado la tabla periódica permitió a Mendeléyev tener una… Leer más

4 días hace

Los billetes que delataron a Nixon en el Watergate

El escándalo del Watergate tuvo lugar en los primeros años de la década de los… Leer más

7 días hace

Escocia prohibió el golf y el fútbol porque distraían a los jóvenes del entrenamiento militar

Jacobo II fue rey de Escocia desde 1437 hasta su muerte en 1460. Había nacido… Leer más

2 semanas hace

The New Yorker rechazó un relato de García Márquez unos meses antes de que ganara el Nobel

Desde hace unas semanas podemos leer el último libro, hasta ahora, de Gabriel García Márquez.… Leer más

2 semanas hace

El origen del nombre de California

Don Alonso de Quijano perdió la cabeza por leer muchos libros de caballería. Ese es… Leer más

3 semanas hace