Blasco Ibáñez, política, honor y un duelo

Vicente Blasco Ibáñez
Vicente Blasco Ibáñez

En estos días que nos ha tocado vivir, el honor es cosa de poco valor en muchos casos y viendo lo que ocurre en la política, el caso del ilustre literato español Blasco Ibáñez viene a ser algo incomparable con cualquier aspecto actual. Aquel se batió hace un siglo en duelo, como les contaré a continuación, y quizás sea excesivo jugarse la vida por unas palabras, pero en la actualidad ni un triste acto honorable se ve entre los políticos. Basta leer las noticias de hoy en España para darse cuenta de ello.

Pero vayamos a lo que nos interesa, que no es otra cosa que la ocasión en la que Blasco Ibáñez se vio respondiendo en un duelo con pistola por un discurso político en el Congreso de los Diputados. Nacido en Valencia en 1867, en 1904 era diputado y en un discurso parlamentario atacó a las fuerzas del orden ya que al parecer había sido zarandeado por uno de ellos en la calle, al que llamó tenientencillo en el estrado del Congreso. Aquella queja de Blasco ofendió a dichas fuerzas del orden y se vio retado a duelo, y ya que esto significaba retractarse públicamente o batirse, la tercera opción, no contemplada, era perder su honor, eligió jugarse la vida.

Como contrincante para el político fue elegido el teniente Alestuei, un buen tirador. El duelo sería a muerte y con pistola. Y así se llevó a cabo. No hay que olvidar que todo comenzó por que un político se quejó de que había sido zarandeado. Hoy, un político en ese mismo parlamento insulta a otro ladrón y este le responde con el consabido y tú más quedando ahí todo. Como decía antes, ni tanto ni tan calvo.

El duelo se lleva a cabo en una finca y después de dar veinticinco pasos, ambos se volvieron y dispararon. Blasco dispara sin suerte y Alestuei también yerra su primer tiro. Vuelve a fallar el escritor y en su segundo intento el teniente acierta en el cuerpo de su contrincante, que cae al suelo. Todos le daban por muerto, pero al acercase comprueban que Dios había estado de su lado. La bala había impactado en la hebilla del cinturón y había quedado después trabada en el cuero del propio cinto. Aquello le permitió al político y escritor salir del duelo con honor y con vida, a pesar de ser la pelea a muerte.

Según la norma de los duelos, estaba prohibido llevar cinturón o cualquier otro objeto que pudiera servir de parapeto o interrumpir la trayectoria de una bala. Por lo tanto, Blasco incumplió dicha regla. Pero la vigilancia de la misma correspondía al padrino del contrincante, por lo que la culpa recae en el padrino del teniente Alestuei en aquel duelo, que descuidó sus obligaciones, aunque así acabara salvando la vida al político. Blasco bastante tendría con templar los nervios antes del duelo como para pensar en si cumplía las normas de caballeros en duelo.

Fuente: Documentos RNE

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