Ya saben que Arthur Conan Doyle fue el creador de Sherlock Holmes, el detective deductivo por antonomasia, y por lo tanto, es casi imposible resistirse a una oportunidad como la que le surgió a un taxista de Boston.
Había llegado allí, a Boston, Conan Doyle para dar unas conferencias y al bajarse del tren tomó un taxi para que le llevara a su hotel. El taxista ayudó a Doyle a cargar el equipaje y lo llevó hasta su destino sin hacer ningún comentario especial. Cuando el escritor fue a abonar la carrera, el conductor no lo quiso cobrar, en metálico. El taxista le pidió como pago por el viaje una entrada para la conferencia que Doyle iba a dar el día siguiente. Esto sorprendió al creador de Holmes, ya que no había revelado su identidad.
Muy sencillo, le respondió el hombre: sabía que usted iba a venir a Boston, en las solapas del abrigo tiene polvo que me parece neoyorquino y sé que usted ha estado allí, el cabello lo lleva cortado al estilo de Filadelfia, donde también ha estado… y entonces le cortó el escritor diciéndolo que era mejor que Sherlock Holmes.
Finalizó al conversación el taxista diciendo: bueno, además, señor Doyle, la maleta lleva una etiqueta con su nombre.
Como decía al principio, nadie se hubiera resistido a hacer esta broma, pero también hay que reconocer que el taxista sacaría provecho de las conferencias ya que conocía y sabía actuar como Holmes.
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Qué buena anécdota no la conocía!! Acabo de descubrir tu blog y, me pasaré a menudo porque me ha parecido muy interesante. Un saludo!!
Buenísima anécdota, Manuel. ¡gracias!
Gracias por los comentarios.
Saludos.
Una buena anécdota, aunque tal vez si Arthur Conan Doyle, no hubiese "inventado" a Holmes, el taxista ni siquiera se hubiese puesto a deducir nada, fue sin duda gracias al personaje. un saludo.
Jota, eso seguro. Si Holmes no existiera, nos habríamos perdido, todos, muchos buenos ratos.
Saludos.