En el año 1887, un niño se quejaba a su padre del traqueteo que sufría su triciclo al andar por las calles de Belfast, llenas de baches, debido a sus ruedas de goma maciza. Su padre, un tipo llamado John Boyd Dunlop, escocés nacido en 1840 y veterinario para más señas, decidió hacer algo para resolver el problema de su hijo.
Cogió unos tubos de goma, los llenó de aire con una bomba que utiliza para inflar balones y los pegó a las ruedas del triciclo. Aquella cámara de aire evitaba el traqueteo del que se quejaba el pequeño y hacía más suave el moverse con el triciclo. Así Dunlop creó el primer neumático de la historia, destinado, no lo olvidemos, a un triciclo.
Al año siguiente patentó la idea y aunque se vio obligado a litigar por la misma contra otro inventor, al parecer al final ganó la partida. Poco después fundó la compañía Dunlop Tyres, que acabó vendiendo junto con la patente, si bien aquello no le reportó ninguna fortuna. Pero a pesar de todo, pensando en un consuelo para Dunlop, he de decir que ninguna fortuna hay mayor que haberle solucionado un problema a tu hijo, aunque en este caso fuera únicamente un traqueteo en un triciclo.
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Según tengo leido por algún sitio (cuando encuentre las fuentes las pongo), que las pruebas sobre la bicicleta de su hijo Johnny las hizo con un trozo de manga de agua contraincendios.
Gracias por el dato Uladh, no lo sabía.
Me encanta esta curistoria.
Me alegro de que te guste Omega.