En las últimas semanas se ha hablado mucho de la historia del Ecce Homo de Borja, Zaragoza, que una señora trató de restaurar con su mejor intención y cuyo triste resultado ha dado la vuelta al mundo. Y algo parecido ya ocurrió, de un modo más personal y menos público, en el mismo sitio en el siglo XIX.
Entonces, don Eusebio Blasco era un escritor y político que tenía una destacada colección de retratos dedicados por sus protagonistas, por supuesto, con textos cariñosos y amables. Pero su devoción por la Virgen de Pilar, como buen zaragozano, le llevó a colocar en el centro de todos aquellos retratos una estampa la misma.
Y entonces entró en acción un espontáneo, que actuó de modo similar a como lo ha hecho la restauradora de Ecce Homo, aunque con menos seriedad. En una visita a su amigo Eusebio y viendo que todas las imágenes estaban dedicadas menos la de la Virgen, decidió ponerle solución escribiendo con cierta gracia, aunque a alguien pueda parecerle también irrespetuoso: “Para mi querido amigo Eusebio. Pilar”. Por cierto, este bromista era el periodista Mariano de Cavia.
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no ma ... Pinche historia divertida y curiosa :-S
Gracias por el comentario.
Muy interesante! Si es que los maños tenemos unas cosas...jaja.
Saludos!
Hombre, si la Virgen del Pilar dedica una foto, es de rigor que lo haga a un maño, sin duda.
Saludos Patri :)
Y digo yo... ¿No habría sido la Virgen la que echó el autógrafo y el periodista quien se cargó el mochuelo? Lo digo por que la Pilarica es muy de hacer cosas extrañas...
Todo puede ser. En las apariciones marianas se ha visto de todo :)
Saludos.