En el siglo XVI, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, era vital la limpieza de sangre, es decir, ser de familia cristiana y con algo de nobleza. Por ejemplo,era necesario para ingresar en un monasterio. Concretamente en el monasterio de El Escorial las normas eran muy estrictas y tenían en cuenta estas cosas.
Se solía entrar a formar parte del monasterio cuando se era niño, entre los 9 y los 13 años, y se debía demostrar la limpieza de sangre. Este requerimiento era uno de los principales y estaba escrito en los estatutos de la orden a de San Jerónimo.
Lo curioso es que la limpieza de sangre no se paraba únicamente en la exclusión de todos aquellos con algún ascendiente, por lejano que fuera, judío o morisco, sino que también hacía otras distinciones. No podían formar parte de la congregación niños cuyos padres tuvieran trabajos viles. Este tipo de oficios eran cosas tan simples como herrero, arriero, molinero, mesonero, pregonero, porquerizo, zapatero… En realidad, casi era necesario ser hijo de hidalgo o labrador para poder ser monje.
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yo veo razonable que sea un impedimento ser hijo de Zapatero...
jajajajajjaajjjajajajajajjajjjajajajajajjjaj,muy bueno.saludos
No de Zapatero, ser hijo de un zapatero... ains...
¡Qué casualidad, Vitike, que también entre las condiciones para ser sacerdotisas Vestales en la antigua Roma figuraba que ni su padre ni su madre hubieran ejercido profesiones sórdidas, entre ellas, haber sido gladiadores, maestros de gladiadores, dueños de burdeles, miembros de pompas fúnebres y... pregoneros! Curioso estigma para una de las profesiones más populares por los pueblos y que funcionó como método de publicidad y comunicación eficaz hasta la irrupción de los medios de comunicación como radio y tv!
Mil saludos.
P.D. Aprovecho la coincidencia para comentarte que sobre las Vestales haré una entrada en mi blog el domingo.
Gracias Profe por el comentario y por el dato.
Un saludo.