Ese tipo de la foto, como supongo que muchos ya habrán adivinado, es Charles Darwin, el naturalista inglés padre de la teoría de la evolución y la selección natural. Uno de los puntos clave de su carrera fue su viaje a bordo del HMS Beagle, bajo el mando del comandante Robert Fitz-Roy.
Al día siguiente marché a Cambridge a ver a Henslow, y después a Londres a ver a Fitz-Roy, y todo se arregló rápidamente. Tras ello, cuando ya conocí más familiarmente a Fitz-Roy, supe que estuve muy al borde de ser rechazado ¡debido a la forma de mi nariz! Fitz-Roy era un fervoroso discípulo de Lavater y estaba convencido de que podía juzgar la personalidad de un hombre por las características anatómicas de su cara y dudaba de que nadie con mi nariz pudiera tener suficiente energía y determinación como para realizar el viaje. Creo sinceramente que después de conocerme comprendió que se había equivocado con mi nariz.
Al menos Darwin se lo tomó con cierta guasa. 🙂
Darwin volvió a utilizar la forma de su nariz en una discusión sobre la teoría de la evolución. Algunos de sus colegas argumentaban que los cambios que se daban en una especie tenían una razón de ser, a lo que Darwin contestó: "¿De veras creen que esta nariz me fue dada por una razón en concreto?"
Hablo de memoria, pero la idea creo recordar que era esa. Si alguien quiere saberlo a ciencia cierta, que rebusque mejor que yo en el libro "El reloj de Mr. Darwin" por Juan Luis Arsuaga.
Amaya, pero cuando lo había conseguido. A saber qué hubiera dicho si hubiera sido descartado 🙂
Esteban, gracias por el dato.
Saludos.
leete "la nalga del ministro", de S.Jay Gould. Se conjuraron muchas casualidades para que Darwin hiciera el viaje.