Al día siguiente marché a Cambridge a ver a Henslow, y después a Londres a ver a Fitz-Roy, y todo se arregló rápidamente. Tras ello, cuando ya conocí más familiarmente a Fitz-Roy, supe que estuve muy al borde de ser rechazado ¡debido a la forma de mi nariz! Fitz-Roy era un fervoroso discípulo de Lavater y estaba convencido de que podía juzgar la personalidad de un hombre por las características anatómicas de su cara y dudaba de que nadie con mi nariz pudiera tener suficiente energía y determinación como para realizar el viaje. Creo sinceramente que después de conocerme comprendió que se había equivocado con mi nariz.
A finales del siglo XIX, haber creado la tabla periódica permitió a Mendeléyev tener una… Leer más
El escándalo del Watergate tuvo lugar en los primeros años de la década de los… Leer más
Jacobo II fue rey de Escocia desde 1437 hasta su muerte en 1460. Había nacido… Leer más
Desde hace unas semanas podemos leer el último libro, hasta ahora, de Gabriel García Márquez.… Leer más
Don Alonso de Quijano perdió la cabeza por leer muchos libros de caballería. Ese es… Leer más
Entre los símbolos de la paz, al menos en Occidente, tenemos la paloma blanca con… Leer más
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio web, aceptas su uso. Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta nuestra política
Más info
Ver comentarios
Al menos Darwin se lo tomó con cierta guasa. :)
Darwin volvió a utilizar la forma de su nariz en una discusión sobre la teoría de la evolución. Algunos de sus colegas argumentaban que los cambios que se daban en una especie tenían una razón de ser, a lo que Darwin contestó: "¿De veras creen que esta nariz me fue dada por una razón en concreto?"
Hablo de memoria, pero la idea creo recordar que era esa. Si alguien quiere saberlo a ciencia cierta, que rebusque mejor que yo en el libro "El reloj de Mr. Darwin" por Juan Luis Arsuaga.
Amaya, pero cuando lo había conseguido. A saber qué hubiera dicho si hubiera sido descartado :)
Esteban, gracias por el dato.
Saludos.
leete "la nalga del ministro", de S.Jay Gould. Se conjuraron muchas casualidades para que Darwin hiciera el viaje.