Pero la muestra más palpable de su enorme sentido común y practicidad la encontramos en una nota que dirigió a los obispos, según apunta Carandell en su libro sobre anécdotas políticas: “Hemos observado por nosotros mismos que los sermones se prolongan fuera de la medida y que los predicadores los hacen durar a fuerza de hablar mucho y largo. Deseando poner un límite a tan fatigosas prédicas que más sirven para debilitar que para alimentar la devoción, mandamos que hagáis entender a todos los predicadores que en adelante reduzcan los sermones en forma que no pasen nunca de una hora”.
Comprendo que eran otros tiempos y que hubiera que ir poco a poco, pero incluso una hora de sermón se me antoja un pelín excesivo, salvo que el predicador sea además un buen orador.
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Lo bueno si breve..
dos veces bueno.
Como suele ocurrir, no todo es blanco o negro, ya sabemos lo de los grises. Es por tu comentario de que incluso 1 hora es largo (para mí también lo es), pero a saber en la época de D. Ferico Guillermo.
Me comentaba un conocido que está ejerciendo su ministerio saderdotal en Cuba, que allí, como les "despaches" la misa demasiado rápida, dejan de ir, ellos quieren que aquello dure "un tiempito". En fin, lugares y caracteres diferentes. Con lo apresurados que vamos por aquí.
Si una hora era largo , cuanto duraba dichos sermones en esta época ?
Abrazos desde Málaga.
Gracias por los comentarios.
Lo de la longitud es relativo, si el orador es bueno, una hora puede ser corto. Si es malo, 10 minutos un suplicio.
Saludos.
Es que... Un sermón largo es una parrafada de las buenas.
Como bien dice el primer comentario, lo breve, es lo acertado.
Tuvo que ser un gran tipo...
Gracias por esos comentarios.