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Madrinas de guerra

Lo hemos visto en películas y lo hemos leído en libros, la vida en el frente es muy dura para los soldados y las noches son muy largas. Cuando uno tiene familia o siquiera un amorcito que le escribe de vez en cuando, tiene una estrellita en el cielo a la que mirar y alguien en quien pensar. Las cartas se leen mil veces y mil veces se recuerda a la joven que espera con paciencia y angustia la vuelta.Después de este literario comienzo, me van a permitir ustedes un pequeño hueco para la imaginación. Pongámonos en el frente nacional en la Guerra Civil Española. Después de preguntar cómo van las cosas, uno de los mandamases del ejército recibe esta respuesta: “Mi general, la tropa está desmoralizada. Echan de menos a sus familias y les parece que esto no avanza, ni para adelante ni para atrás”. El general, con un bigotazo enorme en el que caben todas las malas pulgas de su carácter, le contesta: “¡Pues que se aguanten! Si esto no avanza es por su culpa. Y si echan de menos a su familia, que lean las cartas. Y que luchen para ganar y volver a casa. Que piensen en sus madres, hermanas y novias cuando apunten. Que no se olviden que cuando este acabe, volverán a casa. ¿Se reparte el correo entre la tropa?”. Responde el otro: “Mi general, el correo se reparte, al menos las cartas que se escriben desde la zona nacional. Pero no todos tienen quien le escriba”. El general, harto de que aquel tipo con cara de nabo y voz atiplada, que además nunca había pegado un solo tiro y que protegía su escuchimizado cuerpo detrás de despachos, papeles y burocracia le espetó: “Cagón to’ lo rojo. Si no tienen una novia porque son feos, se les busca. Quiero que se escriban cartas para que estos mierdas tengan entretenimiento y espiritú de combate. ¡Quiero cartas! ¿Me escucha? Que se consuelen pensando en que alguien les espera. Que se consuelen pensando en lo que quieran, usted ya me entiende. Ala, no me toque más las narices y váyase a lo suyo”. El general se quedó más ancho que largo y el otro comenzó a organizar las acciones de las madrinas de guerra.
Ustedes me perdonarán lo escrito, y está claro que no fue así, pero ahí queda. De hecho, las madrinas de guerra no son exclusivas de la Guerra Civil Española, ni siquiera tienen su origen allí, pero sí tuvieron cierta relevancia y presencia en este conflicto. ¿Qué eran las madrinas de guerra? Pues exactamente lo que se extrae de lo que dice el malhumorado general del párrafo anterior.Eran señoritas que desde la retaguardia y lejos del frente, escribían cartas a los soldados creando una relación epistolar basada en el contexto bélico y en nada más que eso, ya que aunque la relación se extendía en el tiempo, los amigos por vía postal no se conocían, al menos en principio. Por parte de las féminas era una especie de voluntariado para elevar la moral de la tropa y hacer menos duro el paso de las horas y los días en el frente.
El soldado, sólo y aburrido, escribía cartas que más tarde eran respondidas y así se iba tejiendo la relación. En ocasiones alguna madrina enviaba un regalo para alguno de sus soldados “amigos” y estoy seguro que en algún caso la relación nació en este ámbito y fue más allá. Como bien saben ustedes y ya hemos explicado en otras ocasiones en este blog, cualquier ayuda en época de guerra es bienvenida, sea física o moral.

[Photo by PlanetaInopia]

Ver comentarios

  • Bueno, más que voluntarias... yo diría que "voluntarias". Cierto es que yo sólo conozco un caso, eso sí, de primera mano, que es la abuela de mi novia, que una ocasión me contó que ella escribió cartas a algunos soldados, pero no era por propia voluntad, sino porque ella (republicana en la sombra, como muchísimos castellanos, por la cuenta que les traía) era criada de un mando militar golpista durante las batallas sucedidas alrededor de Madrid (me parece que contaba que cerca del Alto de los Leones). Lo que contaba era que dicho mandamás la ponía a escribir las cartas. Luego, claro, la bondad de la entonces moza hizo que ella pusiera su buena voluntad en hacerlo bien, pero lo cierto es que no fue iniciativa suya.

  • David, lo sospechaba. Como decía en "mi versión de ficción", me imagino que en muchos casos era casi obligado. Bien por una persona directamente o bien por el propio entorno.

    Eso sí, tampoco tengo dudas en que muchísimas mujeres lo hicieron con la mejor de sus intenciones y por ayudar a soldados con los que compartían ideales.

    Saludos.

  • Así es, las madrinas de guerra tuvieron una función muy importante sobre lo de levantar la moral a los soldados. Supongo que en ambos bandos las hubo.

    En la zona sublevada o nacional tengo constancia de que era en la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera y en el Auxilio Social de Mercedes Sanz Bachiller donde se realizaban estas correspondencias epistolar.

    Sería interesante, también, por cotillear un poco... jejeje, leer estas cartas.

    Saludos.

  • Hispanus, no me extrañaría que hubiera algún libro que recopilara esas cartas. Eso sí, lo desconozco.

    Saludos.

  • Estimado ahijado:
    En mi poder la tuya, la cual como todas, me son siempre muy gratas.
    Me hablas de nostalgia, de parquedad en mis méritos y de eso no hay nada, como podrás comprender.
    Cuando tu me conferiste el honor de requerirme como madrina tuya de guerra, acogí jubilosa esta ocasión y en el fondo de mi pecho se erigió en tabernáculo donde guardo la simiente de gratitud y admiración para ti, que eres uno de tantos hombres abnegados y patriotas cuyas comodidades dejais para defender a nuestra amada y querida España...
    ...Me preguntas si tengo novio y esta pregunta me hace pensar en lo curioso que debe ser ese ahijado mío, pero para satisfacer esa curiosidad, te manifiesto que nunca lo he tenido.
    FIN
    Agosto de 1937
    (Extracto de una carta real de una Madrina de guerra a su Ahijado durante la guerra civil Española?

  • Mil gracias por compartir ese trocito de carta. La verdad es que un placer leerla. ¡Vaya forma de escribir!

    Un saludo.

  • Escrita desde Málaga a su ahijado, que creo que estaba en Zaragoza.
    Tengo los borradores de decenas de cartas de esa Madrina a su Ahijado.
    Huelen a Historia pura.

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