En el año 1944, Franco decidió dejar su enorme “púlpito” (sí, la palabra va con segundas y la foto adjunta lo ilustra) y participar de forma activa en desfile, a caballo, por supuesto, ya que su altura no le permitía hacerlo gallardamente a pie. Al lado de él cabalgarían otros generales y militares. Pero el destino quiso jugarle una mala pasada al caudillo y amaneció lluvioso. Viendo el panorama e intuyendo los problemas de su caballo sobre el suelo mojado de las calles madrileñas, el generalísimo ordenó colocar herraduras de goma a su montura. Hombre precavido vale por dos.
Durante el desfile Franco permaneció sobre su caballo sin problemas, gallardo, señorial, dominante… mientras sus generales y compañeros tenían problemas con los resbalones y pasos en falso de sus animales. Por supuesto, eso hizo a Franco más feliz, más jefe y más general. Sin duda estos pequeños detalles llevaban al caudillo a un nuevo nivel de felicidad, ya que parece ser que era hombre de placeres sencillos: caza, cine…
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"ya que parece ser que era hombre de placeres sencillos: caza, cine..." qué gran frase xDDD
Celebro que te gusta :P
que pena que las herraduras no fueran de goma 2
Estoy totalmente de acuerdo contigo el libro los años del miedo es altamente recomendable, yo también estoy afanado en su lectura y es muy interesante.
Gracias por los comentarios.
Buena lectura sin duda, Héctor.
Saludos.