Les hablaba en la entrada anterior sobre la biografía de Lenin escrita por Victor Sebestyen, y hoy vuelvo sobre ella. Vuelvo para contarles, medio en serio medio en broma, por qué y cómo el primer racionamiento comunista fue para ir al baño. Racionar, como sabrán, es limitar el consumo de algo. Según la RAE, para evitar consecuencias negativas. En este caso, ya veremos que hay mucho más detrás.
Ya saben que las colas y el racionamiento en el comunismo son un clásico. Posiblemente exagerado en cierto punto, pero hasta Ronald Reagan solía contar este tipo de chistes en sus conferencias y charlas. Por eso también tira un poco de humor Sebestyen cuando cuenta una situación que ocurrió en el famoso viaje de Lenin a Rusia desde el exilio, en 1917.
La cuestión es que el tren en el que viajaba Lenin camino de Rusia junto a su mujer y un grupo de camaradas se había llenado de humo de tabaco. El líder bolchevique estaba nervioso por el viaje y porque quería trabajar en un texto que tenía entre manos y no acababa de conseguirlo y concentrarse. Quizás por eso, por los nervios, los acabó perdiendo con el tabaco que el resto consumía sin parar y con el humo que generaban. Harto de esto, Lenin prohibió fumar en cualquier parte tren salvo en los baños.
La orden fue acatada al momento, por supuesto, pero los fumadores colapsaron los baños del tren al usarlos también para fumar. Esto generó una importante cola en sus puertas. Y, si me permiten la broma, si uno va a fumar al baño, quizás pueda esperar un poco en una cola. Pero hay veces que una cola de espera para acceder al baño es un auténtico martirio. Ya me entienden.
Lenin hizo entonces algo que le pareció justo y organizado. Cogió hojas de papel, las hizo tiras y las entregó como entradas que permitían acceder al baño, para fumar o para el uso que habitualmente se hace de un baño. Esto que impuso Lenin, amigos, es un sistema de racionamiento. En concreto, de racionamiento para ir al baño. Él daba las entradas y controlaba el acceso al baño, que se había convertido en un cuello de botella y generaba colas. Podríamos decir que era el primer racionamiento del mundo comunista, y eso que Lenin todavía no había llegado al poder. Ni siquiera había llegado a Rusia.
No olviden que este problema con el acceso al baño en el tren no se debía a que todo el mundo hubiera comido algo en mal estado y estuviera indispuesto. No. Todo había comenzado porque a Lenin le molestaba el humo del tabaco en el tren, e impuso una decisión que generó las colas y el colapso de los baños. Al mandar a todos a fumar a allí, creó un problema donde no lo había. Y una vez creado el problema, pudiera parecer que creó una solución. ¡Qué mérito! Un solución que controlaba él, por supuesto, haciendo y dando esos permisos de acceso al baño.
Seguro que hay miles de casos similares en el mundo de la política. Se crea un problema donde no existe, y luego se propone una solución. Parece que se hace algo, pero en realidad no. Es como un tiovivo, da vueltas y se mueve, pero en realidad no se va ningún lado.
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