Durante la preparación de la guerra entre España y Estados Unidos, la prensa del país americano hizo su trabajo. Hizo su trabajo, sucio, en la preparación de la guerra, quiero decir. Lanzaron noticias sensacionalistas, cuando no directamente invenciones, para que la sociedad estadounidense se moviera a una posición proclive a la guerra y contraria a los españoles. Tanto es así que responder a por qué la prensa amarilla se llama así nos obliga a irnos a ese momento.
Por qué la prensa amarilla se llama así tiene la respuesta en la guerra entre España y EEUU y en una tira cómica de un chico vestido de amarillo
Sobre las noticias falsas de Estados Unidos contra España ya les conté alguna cosa hace unos meses. Fue en torno a ese 1898 cuando la prensa amarilla comenzó a llamarse así, aunque me temo que la prensa amarilla, con otro nombre, ha existido siempre. Desde el momento en que se comenzó a cobrar por los periódicos y por lo tanto aumentar las ventas era el objetivo principal. En muchos casos, por encima del de informar.
Ese término, el de prensa amarilla, o periodismo amarillo, comenzó a usarse por una tira cómica que salía en el diario New York World, que pertenecía a Joseph Pulitzer. Este periódico se publicó entre 1860 y 1931 y a sus páginas se debe el primer crucigrama de la historia, como ya sabíamos los lectores de Curistoria. La tira cómica, que técnicamente quizás no deberíamos llamar así en este caso, se titulaba Hogan’s Alley y el protagonista era un chico que vestía de amarillo. En la imagen de arriba pueden verlo.
El chico de amarillo, creado por el dibujante Richard F. Outcault, era muy popular por varios motivos. Porque las historietas impresas en color no eran nada habituales, por una parte. Y por otra, porque esa tira del chico de amarillo se burlaba del estilo de vida norteamericano e iba un poco más lejos en las críticas que el resto del diario. Tirando de comedia y con las licencias que da el formato de tira cómica a la hora de decir ciertas cosas, el periódico hacía una crítica mordaz y dura de muchos aspectos de la vida estadounidense. Es una fórmula que funciona y todavía se usa.
El creciente sensacionalismo coincidió con el auge del chico de amarillo y este le dio nombre a ese tipo de prensa
La competencia más directa del New York World era el New York Journal de William Randolph Hearst, el tipo que compró la reja de la catedral de Valladolid al peso, y por él acabó en el Metropolitan. Viendo el éxito de la tira del chico de amarillo, Randolph Hearst le robó el dibujante a su competidor. El New York World contrató un nuevo creador y así comenzó una pelea entre ambos por conseguir más y más lectores para cada uno de sus chicos amarillos, pero principalmente para sus diarios. Hasta hubo una pelea por el copyright del chico de amarillo.
Para ganar ventas y lectores no dudaron en ser cada vez más sensacionalistas y en usar el escándalo y la polémica. Todo esto ocurrió en la época de la guerra entre España y Estados Unidos y los diarios se enfangaron en un modo de hacer periodismo cada vez más amarillo con esa guerra como eje. Los chicos amarillos se convirtieron así en un símbolo de esta pelea periodística por la búsqueda de la popularidad a cualquier precio, y acabaron dando nombre a este tipo de prensa, la prensa sensacionalista. La prensa amarilla. A pesar de que no era esa tira lo único amarillo que había en el periódico, sino que era algo más general, cargaron con el sambenito de darle nombre.