Los judíos llaman Justos de las Naciones a los hombres y mujeres que merecen un respeto por su forma de vida, a pesar de no ser judíos. Es un reconocimiento que se suele también hacer a aquellos que durante el Holocausto ayudaron a los judíos, sin ser ellos mismos de esta creencia. Entre esos Justos de las Naciones está Ángel Sanz Briz, Ángel Sanz Briz, el diplomático español que salvó a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Ángel Sanz Briz, el diplomático español que salvó a miles de judíos es conocido como el Ángel de Budapest
Nacido en Zaragoza en 1910, se hizo diplomático en 1933 y las idas y venidas de la Guerra Civil lo apartaron del servicio temporalmente, aunque en 1938 volvió a la carrera diplomática. Su primer destino fue Egipto, pero en 1942, en el tercer año de la Segunda Guerra Mundial, fue destinado a Hungría. Y ahí demostraría su calidad humana, ayudando a los judíos y denunciando los que se estaba haciendo con ellos.
En marzo de 1944 Alemania había invadido Hungría y había puesto un gobierno títere al servicio del nazismo. Esto hizo que las cosas se pusieran definitivamente mal para los judíos húngaros. Miguel Sanz Briz no obvió lo que estaba ocurriendo y se propuso salvar a todos los que pudiera.
El gobierno español de Miguel Primo de Rivera había aprobado, 20 años antes, el 20 de diciembre de 1924, una ley que concedía la nacionalidad española a los descendientes de españoles, aunque hubiera generaciones y generaciones entre ellos. Esto hacía que los sefardíes, es decir, los judíos de origen español, fueran automáticamente considerados como ciudadanos españoles. Gracias a esta carambola jurídica muchos judíos de otros países alegaron tener ascendientes españoles para recibir así el reconocimiento de la diplomacia española como sefardíes. Es decir, pasaron a estar protegidos en cierto sentido por España.
Con estos papeles como bandera, Ángel Sanz Briz consiguió que el gobierno húngaro no tratara a estos judíos como al resto. Y buscó judíos sefardíes allá donde podía y empleando cualquier recurso.
Su acción no estuvo exenta de audacia, para alcanzar el máximo número posible de judíos salvados
Según parece, en un alarde de picardía, Sanz Briz consiguió autorización de los húngaros para proteger a 200 judíos. El diplomático español hizo que ese número 200 no referente a personas, sino a familias completas. Una interpretación partidista, podríamos decir. Y a partir de ahí dio cobertura a muchos más que lo que podían ser 200 familias, con el único cuidado por parte de la embajada española, de no dar papeles con una numeración superior a 200. Por si las moscas. Gran parte de los judíos a los que ayudó, por cierto, no tenían relación alguna con España ni eran sefardíes.
Gracias a ese truco y a alguno más, protegió de una forma u otra a más de 5.200 judíos, permitiendo que muchos de ellos salieran de Hungría gracias un documento que él les había proporcionado. En la mayoría de los casos eso les salvó la vida. También arrendó algún edificio en Budapest para albergarlos, dejando claro que aquel espacio era algo así como espacio diplomático español y que por lo tanto quedaba fuera de las manos de los nazis húngaros.
A este diplomático español se le conoce popularmente como el Ángel de Budapest. Aunque últimamente también se escribe de él como el Schindler español. Ya saben, el poder del cine. Es el primer nombre que aparece en la lista de nombre del monumento conmemorativo a los Justos entre las Naciones que hay en Budapest. También hay una placa en su memoria en la embajada de España en esa ciudad, y muchos homenajes más. Quizás, viendo su labor, todos ellos sean pocos para recordar lo que hizo.
Por cierto, no estuvo Sanz Briz sólo en esta labor. El ministro Miguel Ángel de Muguiro y el italiano Giorgio Perlasca, un italiano fascista asilado en la embajada, también colaboraron salvando vidas a los judíos húngaros.