Hay pocos mitos de la época dorada de Hollywood que estén a la altura de John Wayne. Participó en casi 250 películas y protagonizó más de 140 de ellas. Es el actor que más papeles protagonista ha tenido en la historia del cine norteamericano. Por su porte y personalidad se convirtió en todo un símbolo de su país, al menos de la parte más conservadora. Fue anticomunista y se llegó a decir que él era Estados Unidos. Como si fuera un guiño bromista de la Guerra Fría hacia esa personificación de su país, murió en 1979 por culpa de las bombas nucleares.
John Wayne murió (quizás) por culpa de las bombas nucleares, como otros muchos de los participantes en El Conquistador
Wayne, cuyo nombre real era Marion Robert Morrison, también era conocido como The Duke, esto es, El Duque. Muchos lo tenemos asociado especialmente al mundo del western, pero con esa cantidad de películas en las que trabajó ya supondrán que hizo todo tipo de géneros. En 1956 interpretó al líder mongol Gengis Kahn en la película El conquistador (The Conqueror en su título original).
Wayne quería el papel principal y lo consiguió, aunque luego el resultado no fue uno de sus éxitos más rutilantes. Pero su propio empeño hizo que formara parte de la película maldita a la que se atribuyen muchas muertes. Entre ellas, quizás, la del propio Wayne.
Las estepas chinas del líder mongol eran en la película localizaciones del desierto de Utah. Cerca de esas localizaciones el gobierno de Estados Unidos había hecho pruebas de bombas nucleares durante los años anteriores. A unos 200 kilómetros de allí, y tan sólo 3 años antes, se habían lanzado 11 bombas nucleares. Todo el equipo de la película estuvo trabajando en esa zona durante varias semanas. Y ya saben que lo nuclear lo carga diablo, como prueba el Núcleo del Demonio y su maldición atómica. Por si fuera poco, Howard Hughes, el productor de la película, usó unas 60 toneladas de tierra de la zona para hacer los escenarios de muchas escenas que rodaron en interior.
Wayne, Hughes, Dick Powell, que era el director, y en general todos los involucrados conocían que se habían hecho pruebas nucleares por la zona. Tanto es así que hay una foto de Wayne, acompañado de sus dos hijos varones, mirando un medidor Geiger. Aunque con seguridad no sabían el peligro que corrían y además el gobierno aseguraba que no había peligro. Con los años el cáncer se llevó a muchos de ellos. A un número elevado de las personas involucradas en el rodaje de El Conquistador, incluso pensando que la mala suerte jugara en contra de todos ellos.
De los 220 miembros del equipo, 91 tenían o habían tenido cáncer a comienzos de los 80
Powell, el director, murió de cáncer. Y muchos de los actores también. Pedro Armendáriz se suicidó al saber que su cáncer era terminal. El propio Wayne murió por culpa de su doble cáncer de pulmón y de estómago, que también es posible que se debiera a su tabaquismo. Por eso decía que quizás murió por la radiación del desierto de Utah. O la mezcla de ambas cosas.
De los 220 miembros del equipo que estuvieron en el rodaje de El Conquistador, a un lado u otro de las cámaras, 91 tenían o habían tenido cáncer a primeros de los años 80. Eso es más de un 40% de ellos. La mitad de esos 91, concretamente 46, habían muerto por esa causa. Y todo esto sin tener en cuenta a la legión de indios que usaron como extras y de los que no se tiene información.
No se puede atribuir con certeza la muerte de estas personas a la radiación recibida durante el rodaje. Pero según unas declaraciones de esos años 80 que hizo a la revista People el doctor Robert C. Pendleton, de la Universidad de Utah:
Con esos números, este caso podría ser calificado de epidemia. Es prácticamente imposible probar concluyentemente la conexión entre la radiación y el cáncer en un caso individual. Pero en un grupo de ese tamaño uno esperaría unos 30 casos de cáncer.
Y, recordemos, hablamos de 91 casos por aquellas fechas de 1980. Pero tampoco podemos decir que las cinco cajetillas diarias de tabaco que fumaba Wayne no fueran la causa de sus cánceres.
Esta historia me recuerda a lo que ya les conté sobre que Islero no mató a Manolete, sino que lo mató la sangre noruega.
Será en Hollywood que Wyane tiene ese record, porque a nivel mundial ha de ser el actor indio (de la India) Brahmanandam Kanneganti.
Y, valga la mención a la India, para precisar que, en el caso de los habitantes originarios de América no debemos decir «indios», sino indígenas americanos o, como hacen los antropólogos, decir «amerindios».
Sí, acepto la corrección. El récord de Wayne es en cine norteamericano.
Por otra parte, hay una acepción de la RAE que dice que uno puede decir indio para referirse a las personas de alguno de los pueblos o razas indígenas de América. En este caso, además, creo que no había mucho pie a confusión.
Un saludo.
Saludos. No, no es por «confusión»; es por usar expresiones que no sean peyorativas o errada. E invocar a la RAE, una entidad vetusta, muy conservadora y con mentalidad todavía colonial entre sus integrantes, no es la mejor referencia. No creo que a los miembros de la RAE les caería bien que fueran llamados «asiáticos».