El toro de Falaris, un método de tortura con 20 siglos de vida

El toro de Falaris, un método de tortura con 20 siglos de vida

Los humanos hemos sido creativos en la historia en muchas cuestiones, entre ellas, en los métodos para provocar dolor a otros e incluso la muerte. Y lo hemos hecho desde hace siglos y siglos. Un ejemplo de esto lo tenemos en el toro de Falaris, un método de tortura con 20 siglos de vida. Data del siglo VI antes de Cristo y 2.000 años más tarde, al menos, la Inquisición rescató esta terrible tortura [Corrección — Aunque aparece citado el hecho en muchos lugares, no he podido encontrar pruebas definitivas que relacionen la Inquisición y el toro de Falaris].

El toro de Falaris, un método de tortura con 20 siglos de vida que nació en Sicilia y llegó hasta la Inquisición española

Falaris fue un tirano de Agrigento, en Sicilia. Entonces el lugar no se llamaba así, sino Acragas. Falaris consiguió hacerse con el poder en el 570 a.C., y aunque su gobierno fue beneficioso para su pueblo, también fue un tipo cruel y despiadado, que acabó siendo víctima de una rebelión de su propia gente. Las fuentes, no obstante, no son claras en ningún sentido. Según parece, el inventor de este monstruoso aparato había sido Perillo de Atenas, al que dice la leyenda que el propio Falaris ordenó meter dentro tan pronto como se lo presentó. Esto es, Perillo ideó el toro asador de hombres y fue el primero en asarse dentro.

El toro de Falaris era una estatua hueca hecha de bronce, con forma de toro. Era suficiente grande como para que una persona pudiera caber dentro. Una vez que el condenado a la tortura o la muerte en el toro de Falaris estaba encerrado en él, se encendía una hoguera debajo del toro. Lógicamente, esto convertía en interior del demoníaco invento en un horno que acababa cociendo al pobre infeliz que estaba dentro.

El dolor que se sufría dentro era terrible. Tan sólo imaginen tocar un metal al rojo con todo el cuerpo, a la vez que esta uno encerrado en un horno ardiente y, supongo, se asfixia por el calor y el humo. Esto hacía que los alaridos de dolor fueran lo habitual, y para esto también había algo pensado. La boca del toro de Falaris estaba abierta, era un pequeño hueco, y por el salían claramente los gritos del infeliz que estaba recibiendo el tormento. Parecía así que era el propio toro el que gritaba.

Del siglo VI a.C. al XVI, y de Sicilia a España

Este invento tan terrible ha tenido una larga vida. Según la leyenda, San Eustaquio, que murió en torno al año 117, fue un mártir que acabó sus días asado en un enorme toro de bronce, junto con su mujer y sus hijos. Y está bien dicho lo de leyenda, porque la propia Iglesia da poca credibilidad a esta muerte del mártir. En cualquier caso, la idea debía de matar gente de esta forma debía andar en el ambiente también por aquel año 100.

La Inquisición, más de quince siglos después de su invención, utilizó también este método de tortura y ejecución. Se habla en algunos casos de que el toro se ponía al rojo y tenía un aspecto que daba miedo. Como si no lo diera ya de por sí la propia idea de asar a una persona. [NOTA: Aunque se puede leer en muchos sitios el toro de Falaris asociado a la Inquisición, es posible que esto sea parte de la leyenda negra.]

Después de conocer el toro de Falaris, casi hay que agradecer que existan métodos de ejecución como la guillotina, mucho más rápidos y, si se puede usar ese término, más humanos. Por cierto, que como les contaba hace tiempo, el último guillotinado en Francia lo fue en 1977, hace más bien poco tiempo.

10 comentarios en “El toro de Falaris, un método de tortura con 20 siglos de vida”

      1. Es muy fácil colgar el sambenito a la Inquisición. No sé si se ha sacado esta información del Muy Historia, pero lo cierto es que no está documentado, según el libro «Mitos y realidades de la iglesia católica», de Bernardo S. Rodríguez Cruz. También hay fuentes que dicen que Falaris fue un gobernante culto y justo, y que la invención del Toro no puede ser atribuida a él. En fin, para estas cosas convendría poner las fuentes. Un saludo.

  1. En primer lugar, gracias por tomaros la molestia de comentar. No soy un experto en los métodos que usaba la Inquisición en sus procesos ni en los formalismos de dichos procesos, por lo que no puedo decir que no haya sido yo también víctima de la famosa leyenda negra. 

    Lo que sí he visto son muchas referencias asociando al toro de Falaris y a los procesos de la Inquisición. Por ejemplo:
    * https://palaciodelosolvidados.es/inquisicion
    * https://franciscojaviertostado.com/2013/11/08/las-torturas-durante-la-edad-media-i/
    * También está el dato en artículo del Magazine de El Mundo, firmado por un tal A.S.M. (esto lo tengo como recorte en mi archivo)
    * https://sobreleyendas.com/2008/11/08/toro-de-falaris-instrumento-de-tortura-mitico/

    Saludos.

    1. Sin ánimo de descalificar, este tipo de datos creo que deberían estar más contratados y respaldados… Me ha sorprendido y me ha decepcionado, no te voy a engañar… Es que luego viene otro y te tinca como fuente para ponerlo en otro sitio… Y sigue la bola… Y a poco que uno se informe sobre la Inquisición, sabe que esto no era su manera de actuar ni en España no en ningún sitio. Y en lugar de ayudar a la historia, se ayuda a propagar Bulls, desinformación… De todo menos historia. No obstante, siempre se está a tiempo de corregir un post si está mal documentado…

  2. Buenas tardes,

    En primer lugar gracias por aportar más referencias sobre el toro de Falaris.

    Una vez consultadas, sigo sin ver ninguna prueba de que la inquisición ajusticiara a los presos utilizando este instrumento de tortura. De hecho los artículos referenciados mezclan metodos de tortura aplicados en Europa con otros utilizados por la inqusición (estos sí demostrados) como la garrucha o el potro (https://es.wikipedia.org/wiki/Inquisici%C3%B3n_espa%C3%B1ola#Tortura). Lo cierto es que la Inqusición era mucho más garantista que los tribunales civiles de la época, sobre todo en el resto de Europa:

    En Inglaterra se condenaba a muerte a quienes dañaran los arbustos de los jardines públicos, en Alemania les sacaban los ojos a los desterrados que osaban regresar a su hogar, en Francia a los ladrones de ovejas les sacaban los intestinos, y solo por citar castigos para penas que hoy nos parecerían pequeñas o insignificantes. Penas graves conllevaban castigos como el descuartizamiento, el desollamiento (arrancarte toda la piel hasta morir) y torturas aún más macabras y atroces. Nada de esto hacía la Inquisición, cuyas torturas, además de escasas, eran en comparación mucho menos crueles de lo normal, y cuyas ejecuciones, también más escasas, no buscaban regodearse en la crueldad gratuita. Incluso quemando en la hoguera, que sí hacían, España fue bastante comedida si la comparamos con los países germánicos e Inglaterra. (http://es.catholic.net/op/articulos/59814/cat/279/la-inquisicion-espanola-verdades-y-mitos.html).

    Frente a esto es importante tener claro que la Inquisición nunca usaba la tortura como forma de castigo, solo para arrancar confesiones, y tenía instrucciones muy claras de que en caso de usarse la tortura, ésta no podía derramar sangre ni causar daños permanentes al acusado. Solo con estas dos instrucciones ya podemos comprender que la mayoría de instrumentos de tortura que se nos describen en relación con la Inquisición no encajan.

    Un saludo.

  3. Siento el error, y aunque en los últimos días he tratado de buscar en «fuentes más profundas» la relación entre la Inquisición y el toro de Falaris, no he podido encontrarla. Por eso he incluido un par de notas en el texto de la entrada, corrigiéndola.

    Gracias a todos por la aportación y por avisarme del error.

    Saludos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.