En las entrevistas que me han ido haciendo en los últimos meses en torno a mi último libro, Historia de la criptografía, no es extraño que salga algún caso que ilustra lo presente que está la criptografía en nuestras vidas. Tanto es así que hasta hablamos de verdaderos juegos de niños y del uso de formas de ocultación información, incluso cuando no se sabe nada de criptografía. Sólo actuando por sentido común. Un buen ejemplo de esto son estas curiosas formas de enviar información oculta en las cartas durante la Guerra Civil española de las que vamos a hablar hoy.
Curiosas formas de enviar información oculta en las cartas durante la Guerra Civil, descubiertas por los censores del correo
En el libro Voces de la trinchera, de James Matthews, se recogen extractos de cientos de cartas del bando republicano durante la Guerra Civil Española. Cartas del frente a la retaguardia y viceversa. Cartas que fueron leídas por la censura para eliminar partes o incluso para eliminar del correo cartas completas. Los motivos para esto podían ser varios: indiscreciones, quejarse del hambre o de la falta de pagos o incluso por dudar de los motivos de la conveniencia de la guerra. En algunos casos se habla, como ya vimos en Curistoria hace mucho tiempo, del intercambio de papel de fumar y tabaco entre bandos. Es decir, nacionales y republicanos se juntaban para hacer intercambios y así fumar todos, como Berlanga nos enseñó en su magnífica La vaquilla.
Y como se habla de muchas cosas en las cartas y se sabía que había censura, a veces los soldados trataban de ocultar la información de algunas formas ocurrentes, aunque demasiado ingenuas en muchos casos. No hay que olvidar que la fuente son cartas censuradas, así que si el método era bueno y no se detectó, la carta pasó sin censura y no estará en esta colección. Estas curiosas formas de enviar información oculta en las cartas durante la Guerra Civil, son, al fin y al cabo, intentos que fracasaron.
Los soldados sabían de la censura y hasta dejaban mensajes en la carta directamente para el censor. Por ejemplo, este caso al que a un soldado le robaban el tabaco que enviaba junto con la carta:
[…]Oye, censor, no quites más pitillos de las cartas, porque no los llevas a los Hospitales de sangre, como dices, y te los fumas tú […]
Algunos métodos son casi infantiles, pero también las faltas de ortografía denotan poca formación
Algunas de esas curiosas formas de enviar información oculta en las cartas durante la Guerra Civil son casi infantiles, pero a juzgar por las faltas de ortografía, el remitente de siguiente ejemplo no debía tener demasiada formación. Este soldado sustituía cada vocal por un número del 1 al 5, siguiendo el orden con el que todos las aprendimos. Esto es, la a es el 1, la e es el 2, la i es el 3, la o es el 4 y la u es el 5. Así, escribía:
[…]3 t2ng4 m5ch4 p4r q52 s2 d3c2 q52 t1nt4s pr3s34n2r4s 1b3d4 p4r 2s2 s2ct4r 3 n4 m2 d3c2s n1d1 3 1b2r s3 m2 c52nt1s[…]
El censor actuó sobre esta carta por indiscreta, porque decía en realidad lo siguiente, con varias faltas de ortografía:
i tengo mucho por que se dice que tantos prisioneros abido por ese sector i no me dices nada i aber si me cuentas.
Había algún soldado que hasta presumía de que en una de sus cartas anteriores había ocultado la localidad en la que estaba destinado y nadie se había dado cuenta. Esta información, lógicamente, no se debía mandar escrita para que el enemigo no pudiera saber por dónde se movían las tropas. Eran mucha la correspondencia censurada por este motivo, por comentar, de forma más o menos explícita, la situación del soldado.
Como sois tan listos, por los datos que os di en mi anterior carta, supongo que ya habéis adivinado el nombre del pueblo donde estaba. Os lo he puesto fácil […] ¿Que ni aún así habéis podido adivinarlo? Mecachis, pero qué maletas sois. Si no tenéis más que juntar todas las letras mayúsculas que van detrás de los puntos y os sale enseguida.
Hay casos en los que no hay justificación para la censura, pero en otros el soldado eran indiscreto cuando menos
En una carta desde la retaguardia, se le pedía al soldado que comunicara su paradero y se le proponía cómo ocultarlo:
Cuando me escribas a ver cómo te las arreglas para decirme dónde te encuentras, aunque sea en la firma pones el pueblo, como otro apellido cualquiera.
En algún caso escribían la parte delicada del texto en el interior del sobre. Supongo que, de alguna forma, o en alguna visita a casa, el soldado le habría dicho al destinatario que rompiera los sobres para leer lo que llevaran escrito por dentro. El mensaje del siguiente ejemplo es ciertamente delicado, porque el soldado le proponía a su esposa que consiguiera un certificado médico falso para que lo mandaran para casa:
María esto que te digo de mi madre es que le digas que se haga la mala y tú llamas al médico y que te dé un certificado y me lo mandas para ir yo a casa.
Me encantan leer diarios y correspondencia, porque en muchos casos están escritos sin la intención de que alguien los lea en algún momento. Además, se alejan de los grandes temas y se centran en temas más mundanos y simples, que a menudo son en realidad los grandes temas. En el caso de este libro, los testimonios son muy repetitivos y aunque hay que tener en cuenta que es un foco concreto de la guerra, llama la atención lo hartos, cansados, hambrientos y desilusionados que están los soldados. Hay que tener en cuenta que son soldados republicanos ya la mayoría de las cartas son de 1938.