Entre 1921 y 1923 se produjo una hiperinflación en la República de Weimar, en Alemania. La hiperinflación en Alemania en los años 20 del siglo pasado es un referente de este tipo de situaciones económicas. Si bien, el problema real había empezado ya durante la Primera Guerra Mundial. Una hiperinflación es una subida de precios desorbitada en un tiempo muy corto. Esto es, si un café costara 1 euro y sufriéramos una hiperinflación, en una semana podría costar 10 euros y 1.000 al mes siguiente. En este contexto, la gente gasta el dinero al momento, ya que 1 euro hoy vale algo, mañana no vale nada.
Esto es lo que ocurrió en Alemania al comienzo de los años 20, aunque no ha sido el peor caso de hiperinflación de la historia. Hungría llegó a conocer billetes de un quintillón de su moneda. Un 1 seguido de 30 ceros.
La hiperinflación en Alemania en los años 20 llevó a que ser vieran billetes de 20 billones de marcos
La hiperinflación en Alemania en los años 20 comenzó cuando el gobierno comenzó a imprimir billetes sin respaldo alguno, como diríamos popularmente. Generaba papel moneda para hacer frente a sus pagos. Los compromisos y obligaciones del país después del Tratado de Versalles lo asfixiaban. Sin respetar el patrón oro, ya que no tenía forma de hacerlo y satisfacer sus obligaciones, imprimía billetes sin medida, pero tampoco había sostén real para el valor de esos billetes. Hoy las cosas han cambiado, pero en aquel momento el patrón oro era la norma.
En 1923 la inflación en Alemania llegó casi al 30.000%. Es decir, lo que costaba un marco, pasó a costar 300. Cada día los precios subían un 21% de media. Lo que se compraba por un marco hoy, requería 1,21 marcos mañana, y 1,46 al siguiente día. En un mes había que desembolsar 300 marcos para comprar aquello que 30 días antes nos costaba 1 marco.
Una buena forma de comprender el problema es a través del valor de los billetes de uso común en cada momento. La moneda alemana, conocida como el papiermark, marco de papel, vivió una siguiente escalada que le llevó de los billetes de 100 o 1.000 marcos de 1920 y 1922, a los billetes de 50 millones de marcos en julio de 1923 y los 20 billones de marcos en 1924. Por aquel entonces había que pagar más de 4 millones de marcos para conseguir un dólar.
Quemarlos, recortarlos como juego o usarlos para empapelar la pared, todo esto se hacía con los billetes
Con esto, no es extraño que se usaran los billetes para cualquier cosa menos para pagar. Si alguien se dejaba en un bolsillo de un abrigo un billete de 100 marcos unas semanas, cuando lo encontrara no tendría esa sensación tan agradable de encontrar un dinero con el que no se contaba. Lo que tendría sería un billete cuyo valor es equivalente a cero.
Los niños jugaban a los recortables con los billetes. Se echaban a las chimeneas para que ardieran, ya que no valían para comprar leña. Incluso se empapelaban paredes, como vemos en la imagen, usando directamente billetes. Los billetes, hasta que aparecía uno nuevo de curso legal con valor nominal mucho más alto, se acumulaban en paquetes enormes. Es decir, se habían de pagar con billetes de 100 marcos cosas que costaban 1 millones de marcos, por lo que uno tenía que juntar 10.000 billetes. Al final aparecía un billete de 1 millón de marcos y todos los billetes de 100 marcos eran papel mojado.
Por supuesto, con una hiperinflación en marcha, no tiene sentido poner en precio en las etiquetas de los productos o en los menús de los restaurantes. Cada día, el precio se multiplicaba. La gente cobraba en cantidades enormes de billetes cuyo valor no se equivalía con los precios de los bienes, y gastaba al momento, ya que cada minuto el dinero valía menos. En este contexto, llegó el momento en que el dinero ya no cumplía con su cometido y el trueque comenzó a ser una opción cada vez más común.
El gobierno alemán lanzó una nueva moneda en noviembre de 1923, el rentenmark, y cambió su política monetaria. Como no se podía utilizar el patrón oro para respaldar la nueva moneda, y no se podía seguir operando con una moneda sin respaldo alguno, se recurrió a la industria y al suelo del país para dar valor a la nueva divisa. En el lanzamiento, un rentenmark equivalía a un billón de papiermarks.
Si me permiten chiste, hubo un momento que el marco alemán valía menos que las monedas británicas celebrando la derrota de Blas de Lezo, acuñadas antes de tiempo.
Buenas.
Me encanta el blog.
Solo por ayudar. Si algo de 1 marco aumenta un 30.000% pasaría a costar 300 marcos, no 30.000.
Siéntete libre de no publicar el comentario.
Saludos.
Manuel, muchas gracias por la corrección y por tomarte la molestia de avisar. Ya he actualizado el texto.
Perdón por el lapsus, ya de paso.
Saludos.