La zona roja de Francia, consecuencia de la Primera Guerra Mundial

La zona roja de Francia

La zona roja de Francia son en realidad varias zonas. Todas ellas marcadas por la guerra, por la Primera Guerra Mundial, que finalizó hace más de un siglo. Para ser exactos, hoy hace 37.012 días que finalizó aquella guerra que dejó una zona devastada en Francia que, aún hoy, sigue marcada. Y esto si nos vamos al final de la guerra, pero deberíamos ir un poco antes, a 1916, cuando tuvo lugar la batalla de Verdún.

No sólo Verdún corresponde con la zona roja, pero es un caso ilustrativo e importante. Hace un tiempo publiqué unas cuantas fotos sobre la batalla de Verdún que nos permiten hacernos una idea de cómo fue aquello.

La zona roja de Francia sigue siendo un territorio vetado para el hombre

Esta batalla fue una de las más horribles de la Primera Guerra Mundial y de todo el siglo XX, podríamos decir. Duró casi lo mismo que ese 1916, ya que arrancó en febrero y finalizó en diciembre. Fueron 300 días que costaron unas 300.000 vidas. Los terrenos donde ocurrió todo ello siguen siendo hoy territorios arrasados. La artillería, que cambiaba a la vez la geografía y la demografía, dejó un rastro que aún no se ha borrado.

La destrucción que sufrió en entorno donde se combatió fue la razón por la que se denominó a ese territorio la zona roja de Francia. Son unos 170 kilómetros cuadrados que siguen sin ser habitados y a los que el acceso, de manera general, está prohibido o limitado.

Antes de aquel nefasto 1916 había granjas y el terreno estaba dominado por el hombre. Las miles y miles de bombas y proyectiles de todo tipo, grandes y pequeños, que removieron la tierra con sus explosiones, acabaron por convertirla en algo muy diferente. Los árboles se convirtieron en astillas, casi literalmente, cuando no en leña para los soldados, y los cráteres de las bombas hicieron que donde había agricultura, quedara nada.

En 1918 se consideró qué habría de hacerse para que todo volviera a la normalidad, para retornar a la zona roja el verde de los campos labrados. Limpiar el terreno de los restos de las bombas y de todo lo que había acumulado, era un trabajo ímprobo. Las bombas sin explotar eran y son un peligro.

Las bombas sin explotar y las sustancias químicas convierten los terrenos de la zona roja en un peligro

Como era de esperar, la naturaleza se recuperó no tardando mucho del trance y la zona roja se cubrió de vegetación. Pero eso no hace sino aumentar la paradoja de que debajo del verde se esconden bombas sin explotar. Se calcula que hay millones de proyectiles enterrados en la zona roja. Muchos con gases venenosos, que por otra parte no sé si seguirán siéndolo después de tanto tiempo. De hecho, cada cierto tiempo se encuentra alguna bomba o hay un accidente. Además de los trabajos de limpieza que se lleva a cabo de manera continua, aún sabiendo que es un trabajo sin fin.

Como decía al comienzo, la zona roja son varias zonas, donde los campos de la batalla de Verdún son un punto clave. Es cierto que poco a poco se han ido ganando algunos terrenos de nuevo para la agricultura y para la vida del hombre, pero el coste de cada metro ganado es muy alto. Como alto era el precio cuando se combatía por esos mismos metros en la Primera Guerra Mundial.

Por otra parte, la zona roja está tan cargada de plomo, arsénico y otros venenos, que es poco recomendable que se plante allí nada que luego vaya a ser consumido por el hombre. Bien directamente, o bien a través de un animal que se alimentó allí. Curiosamente, uno de los recursos que tienen los habitantes de la zona para generar ganancias es precisamente el turismo que visita esos restos de la Gran Guerra.

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