Hartsoeker, el científico que ilustró el espermatozoide con pequeñas personitas dentro

Hartsoeker, el científico que ilustró el espermatozoide con pequeñas personitas dentro

Si hace unos días les contaba la historia de Georges Blind, el hombre que sonreía ante su pelotón de fusilamiento, y por lo tanto ante su muerte, hoy viajamos al otro extremo de la vida, la concepción. De hecho, vamos tan al extremo que vamos hasta el espermatozoide. En el magnífico libro El ojo desnudo de Antonio Martínez Ron, obra que les recomiendo con entusiasmo, he conocido a Nicolaas Hartsoeker, un físico neerlandés nacido en 1656 y que llega hasta nosotros gracias a lo que descubrió o creyó descubrir a través de su microscopio. Aseguraba que había pequeñas personas dentro de los espermatozoides.

Hartsoeker era un experto en la fabricación de lentes, que en aquel tiempo nos llevan a un apasionante mundo de descubrimientos como bien nos ilustra Martínez Ron en su libro. Ese era el oficio de Hartsoeker, fabricar lentes, pero también invertía parte de su tiempo aprendiendo sobre óptica, que era el campo en el que su trabajo tenía aplicación directa. Era un círculo perfecto, cuando mejoraba sus lentes mejoraba su ciencia y el uso de estas lentes en la investigación le llevaba a plantear nuevas mejoras.

Su profesor en este campo científico era un tipo llamado Antonie van Leeuwenhoek, un compatriota 20 años más joven y uno de los pioneros en el uso del microscopio y en el campo de la microbiología. Leeuwenhoek fue el primero en documentar cosas como las bacterias, las fibras musculares o los glóbulos rojos. Lo que no se sabe con certeza es cuál de estos dos hombres fue el primero en ver un espermatozoide al microscopio.

Pequeños seres humanos dentro de los espermatozoides

Ya en 1674 pusieron semen, no sé si humano o de otra especie, bajo sus lentes. Hartsoeker continuó mejorando sus producciones ópticas y a mediados de la década de 1690 hizo la ilustración que nos sirve hoy de excusa para hablar de él. Volviendo a analizar el semen al microscopio, Hartsoeker dibujó pequeños hombres dentro de él, no tanto porque los viera, sino para ilustrar su teoría sobre el fluido de la concepción.

Acabó siendo un hombre de ciencia de cierta relevancia, con posición en la Academia Francesa de las Ciencias y en su homóloga prusiana. Y no es extraño, porque aunque hoy nos parezca cómica su famosa ilustración de los hombrecillos dentro del espermatozoide, lo que Nicolaas Hartsoeker trataba de mostrar era que un ser humano en potencia se hallaba ya dentro de cada uno de los espermatozoides. Y todo esto con unos medios rudimentarios y construidos por él.

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