El rinoceronte de Alberto Durero

El rinoceronte de Alberto Durero
El rinoceronte de Alberto Durero

El rinoceronte de Durero es el rinoceronte más famoso de la historia del arte. No deja esto de ser curioso si tenemos en cuenta que Durero pintó ese animal sin haber visto uno en su vida y que además estuvo inspirado por el que es, quizás, uno de lo ejemplares de esta especie más viajeros que ha existido.

En 1514 el sultán Muzafar II obsequió con un rinoceronte al portugués Alfonso de Albuquerque, a la sazón, gobernador en la India portuguesa. Esos animales, como supondrán, eran tan extraños en la Europa de entonces que podría ser la estrella de cualquier casa de fieras o zoo de algún rey europeo. No es de extrañar, por tanto, que el gobernador decidiera enviar el animal, junto con un cuidador, hasta Portugal, para que lo tuviera su rey, Manuel I de Portugal.

Tras 120 días de travesía, en mayo de 1515, llegó a Portugal. Se convirtió en toda una atracción y hasta, según parece, trataron de hacer un combate entre este rinoceronte indio y un elefante. Intentando conseguir el favor del papa León X, el rey de Portugal embarcó de nuevo al pobre bicho y lo envió como regalo a Roma. Durante el viaje, el barco hizo una parada para que el rey Francisco I de Francia pudiera contemplar al animal, lo que nos da una idea de la enorme atracción que era un rinoceronte en la época.

Cerca de la costa, al norte de Italia, el barco naufragó y nuestro protagonista, que como es lógico viajaba encerrado y encadenado, se ahogó. No obstante, el cadáver fue recuperado y enviado de vuelta a Portugal, donde fue de alguna forma disecado y empaquetado de nuevo hacia Roma.

De aquel ejemplar viajero se hablaba en, al menos, dos cartas de la época, y una de ellas contenía además un boceto de cómo era. Al Alberto Durero, el enorme artista renacentista de origen alemán, le bastó con leer la descripción que se hacía en la carta y ver el boceto para atreverse a hacer su propia versión. Hizo dos dibujos y llevó uno de ellos a grabado.

Sorprende la apariencia del rinoceronte, tan cercana a la realidad a pesar de no haber visto uno nunca su autor. Lo que sí hizo Durero fue dibujar al animal como si llevara una armadura, una coraza, lo que no está tan lejos del aspecto que los pliegues de su piel dan al rinoceronte indio. Esta coraza introduce algunos elementos que no son realmente propios del animal, como un pequeño cuerno en la grupa.

Aunque no fuera el rinoceronte de Durero una representación exacta, es una belleza que forma parte de la historia el arte y es un trabajo maravilloso de un hombre que nunca vio un rinoceronte en su vida. Hoy es una obra de arte mítica, pero Durero no fue el único que pintó el rinoceronte portugués.

Hans Burgkmair, alemán como Durero y también en las mismas fechas, dibujó el mismo rinoceronte portugués. No se sabe muy bien qué información utilizó para hacer su versión, si utilizaron la misma inspiración de aquel dibujo que llegó por correspondencia o si Burgkmair tuvo la suerte de ver al animal vivo. Lo cierto es que ambas obras se parecen mucho, como pueden comprobar.

El rinoceronte de Burgkmair
El rinoceronte de Burgkmair

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