Recuerdo haber oído, creo que en una TED Talk, la historia de un hombre que entró en prisión por un delito menor, siendo condenado a un tiempo relativamente corto de cárcel, algo así como dos años. Alguien, una vez dentro, le recomendó que, si quería pasar mejor la condena, sólo que tenía que parecer un desquiciado mental y acabaría en un hospital psiquiátrico, donde pasaría el tiempo preso de manera más cómoda. Lo cierto es que, a pesar de estar totalmente cuerdo, no fue capaz de convencer a los doctores de ello cuando quiso salir del hospital y acabó pasando recluido allí muchos años. Muchos más años que los que le correspondían por la condena original.
Lo que viene a mostrar esta historia, y merece una reflexión, es la diferencia tan escasa que hay en ocasiones entre locos y cuerdos. Y una vez que los toman a uno por loco, es complicado convencer a los otros de lo contrario. Les cuento esto porque hay un documento de finales del siglo XIX que recoge los motivos que acabaron por hacer que alguien perdiera la cabeza y fuera ingresado en un hospital psiquiátrico de Estados Unidos. Y la verdad es que llaman mucho la atención.
Supongo que algunos de los motivos recogidos tienen alguna relación con el mal del paciente, que sería otro. Es decir, en el caso de que hubieran encerrado a Don Quijote, quizás hubieran puesto en los motivos para perder la cabeza leer libros de caballerías. Algo que, en sí mismo, no es una muestra de locura. Hecha esta prudente aclaración, vayamos con una breve pero sorprendente selección de motivos, acciones o actitudes para que lo tomen a uno por loco. En la imagen superior los tienen todos.
Por cierto, hay algunos que no son para tomarlos a risa, y muestran con más o menos claridad que un hombre podía internar a su mujer sin muchos problemas en aquel tiempo.
- Golpeado en la cabeza por un caballo
- Pereza
- Masturbación durante 30 años
- Trastorno menstrual
- Leer novelas
- Sobre estudio de la religión
- Los padres eran primos
- Tabaco y masturbación
- Política
- Entusiasta religioso
- Asma
- Malas compañías
- Hábitos disolutos
- Egoísmo
- La guerra
- Vicios viciosos
- Codicioso
- Estudiar duro
- Caída de un caballo en la guerra
- Enfermedad femenina
Como decía, a ojos de los doctores, todo esto eran motivos suficientes para perder la cabeza. Ya saben, hagan caso a la lista y no se metan en política, como dijo Franco, y, mucho menos, lean novelas.
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