Las flechas en el suelo que guiaban a los pilotos de avión a través de Estados Unidos

Las flechas en el suelo que guiaban a los pilotos de avión a través de Estados Unidos
(Mapa de la ruta del correo postal transcontinental)

Muchos somos los que utilizamos hoy el GPS a diario, para saber la mejor ruta cada mañana al trabajo y evitar los atascos, para encontrar una dirección o para viajar hacia un determinado lugar. Ya casi no nos acordamos de lo que era mirar los mapas de carretera, planificar un viaje largo en coche o preguntar a otras personas una vez que uno se acercaba a su destino. Pero de un modo u otro la gente se las ha apañado para encontrar el camino a lo largo de la historia. Por ejemplo, hace casi un siglo, en Estados Unidos, el gobierno construyó enormes flechas de hormigón para que los aviones del correo supieran cuál era su camino.

Los aviadores se guiaron durante mucho tiempo por las posiciones de las ciudades o de los accidentes geográficos. Más tarde la tecnología les iría facilitando la vida. El problema estaba cuando uno sobrevolaba zonas donde no era fácil encontrar esas referencias visuales, zonas sin construcciones humanas o monótonamente regulares, como un desierto, por ejemplo. O cuando recorría zonas que no conocía y cuyas referencias no conocía. La Oficina de Correos de Estados Unidos tuvo que solucionar ese problema antes de crear la ruta transcontinental que pretendía cruzar el país. La solución fue poner flechas de guía en el suelo, suficientemente grandes como para verse desde un avión sin problemas. Hablamos de más de 20 metros de flecha de cemento, pintadas y señalizadas para ser fácilmente localizadas y visualizadas desde el aire. El objetivo primero, lógicamente, era guiar a los pilotos que llevaban el correo aéreo.

Las flechas en el suelo que guiaban a los pilotos de avión a través de Estados Unidos Torreta
(Esquema de la flecha, la torreta y la caseta, típica de la ruta aérea)

En los años 20 del siglo pasado, se aprobó lanzar la ruta que cruzaba Estados Unidos de costa a costa por el aire, transportando el correo. Para ayudar a los pilotos, se construyeron enormes flechas en el suelo cada pocas millas y junto a ellas un poste con una luz, como un faro. Guiado por la luz, el piloto podía buscar las flechas, que estaban pintadas de amarillo, y ver el rumbo que debía seguir. Además, las luces de las torretas emitían un código que permitía identificarlas y esa misma luz ayudaba en días de poca visibilidad o de noche.

Les llevó unos años cubrir toda la ruta, pero el esfuerzo mereció la pena, ya que cualquier piloto podía entonces cruzar el país llevando el correo y eso supuso un gran avance. Un envío podía ir del Atlántico al Pacífico en poco más de un día, cuando por tierra hubiera tardado semanas.

En los años 40, gracias a los muchos avances en la aviación y sus métodos de navegación, en parte por las necesidades de la Segunda Guerra Mundial, el método fue abandonado. Las casetas que alimentaban de energía las torretas luminosas acabaron por desaparecer, así como las propias torretas. Pero muchas de esas flechas, aunque ya sin color, siguen sobre el terreno.

Las flechas en el suelo que guiaban a los pilotos de avión a través de Estados Unidos. Restos

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