La curiosa historia de Champollion

La curiosa historia de Champollion

Jean-François Champollion es un personaje que encarna en sí mismo el ADN de la Ilustración y el Siglo de las Luces, hablamos de una de las mentes más brillantes que han bañado la Europa occidental. El racionalismo imperante de la Revolución Francesa se plasma en una de las personalidades más trascendentales en cuanto al estudio del mundo egipcio. Gracias a él pudimos descifrar los jeroglíficos egipcios, abriéndonos las puertas de un nuevo universo gramático desconocido hasta el momento. Ésta es su historia.

Jean-François nació en la ciudad francesa de Figeac, el 23 de diciembre de 1790. Su educación quedó a cargo de su hermano, y desde muy pequeño ya mostró un vínculo inherente con Egipto. Champollion tenía un fervor especial hacia el dominio de las lenguas, como es el caso del griego, el hebreo, el copto o el siríaco. Realizó varias obras comparativas que analizaban el Egipto Antiguo y el Moderno, pero su determinación personal pasaba por descifrar y solucionar los jeroglíficos pictográficos. Para dicha operación se basó en los textos redactados por los arqueólogos y miembros del viaje que realizó Napoleón en el territorio africano. Bonaparte analizaba previamente todas las variables que se podrían presentar en sus expediciones, una actividad interiorizada gracias a su afición a los juegos de habilidad. Buena muestra de ello fue su incursión egipcia y lo prendado que quedó de este territorio. Uno de los botines obtenidos en estas expediciones fue la Piedra de Rosetta, un fragmento de una antigua estela egipcia datada del año 196 a.C. En la misma se habla del faraón Ptolomeo V, pero su característica principal es que está escrita en tres lenguas diferentes: en la parte superior encontramos jeroglíficos egipcios, en la parte central escritura demótica y en la parte inferior griego antiguo. Fue descubierta en 1799 cerca del delta del Nilo. En 1809, Champollion consiguió el cargo de profesor de historia en la Universidad de Grenoble, pero sus vínculos con Napoleón le provocaron la expulsión del centro educativo. La Piedra de Rosetta fue uno de los elementos piramidales de su investigación y a pesar de este infortunio no cesó en su empeño de decodificar su contenido.

La piedra Rosetta
(La piedra Rosetta)

El 1821 Champollion se instaló definitivamente en París, hecho que le ayudó a acumular un gran número de textos gracias a que su fama crecía exponencialmente dentro del mundo académico. La interpretación jeroglífica se había convertido ya en una actividad a la que se habían sumado muchísimos estudiosos europeos, la “egiptomanía” prendó a algunas de las mentes más brillantes del viejo territorio. Pero Champollion fue siempre un paso por delante y después de 10 años de intensos estudios logró descifrar su contenido. Pudo entender que la escritura egipcia era una mezcla entre representaciones fonéticas e ideográficas, una representación equitativa que daba significado a todo el entramado jeroglífico. Su descubrimiento fue recibido con recelo, sobre todo por parte de sus competidores, quienes hicieron gala en un primer momento de un cierto escepticismo. Con el tiempo las cosas cayeron por su propio peso y Champollion obtuvo el mérito que merecía, convirtiéndose en el conservador general de la colección egipcia del Museo del Louvre de París.

Otro de sus grandes anhelos se cumplió en 1828. Champollion pudo viajar hasta Egipto, donde pudo corroborar in situ muchas de sus teorías. Sus investigaciones y hallazgos ayudaron a identificar un gran número de templos y monumentos funerarios del valle del Nilo. Su viaje se prolongó por 17 meses, y pudo obtener un gran botín conformado por textos e inscripciones. Su investigación de campo se plasmó posteriormente en la obra Lettres écrites d’Égypte et de Nubie. También publicó una gramática egipcia, base de la egiptología actual.

Su trayectoria biográfica nos demuestra que existen personajes históricos especialmente determinados en relación a alcanzar un objetivo. La lucha de Champollion para resolver el misterio egipcio nos ha de aleccionar; por muy complicada que sea una empresa siempre podremos superar las adversidades con constancia y con la fuerza de la razón. Empirismo francés de alma ilustrada.

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