Eduardo VIII, el rey que renunció al trono inglés para casarse con una divorciada

Eduardo VIII
(Eduardo VIII)

El reinado de Eduardo VIII del Reino Unido fue uno de los más cortos que ha habido en ese país. Y finalizó por amor y por política, por la mezcla de ambas cosas. Su reinado comenzó y finalizó en 1936, y el detonante del puso final fue su deseo de casarse con una mujer, divorciada y estadounidense.

El 20 de enero de 1936, Eduardo VIII subía al trono al morir su padre. Ya saben, por aquello de: el rey ha muerto, ¡viva el rey!. Menos de un año después, el 11 de diciembre de ese mismo 1936, Eduardo VIII se dirigía a su pueblo para abdicar en su hermano, que pasaría a ocupar el trono como Jorge VI.

La situación, como siempre, era compleja y varios elementos se compusieron para que Eduardo VIII se viera forzado por las circunstancias a renunciar. Las relaciones entre la corona y la política británica no estaban en su mejor momento y se trataba de trazar la invisible línea entre ambos de la manera más nítida posible. El rey trató de no interferir en política con sus decisiones amorosas, pero era imposible.

En su periodo como príncipe de Gales fue un hombre popular, entre otras cuestiones porque trasladaba cierto aire de modernización de la monarquía y de rebeldía. Según parece, ya le había dicho a su abuela, la reina Alejandra, en 1914, que se casaría por amor. Después de algunos romances, en 1930 conoció a Wallis Simpson, una norteamericana que se había divorciado en una ocasión y que, en caso de convertirse en su esposa, tendría que divorciarse de nuevo ya que estaba casa en segundas nupcias.

En octubre de 1936, con Eduardo ya en el trono, Wallis Simpson se divorció por fin y se comenzó a hablar del matrimonio entre ambos. El primer ministro británico del momento, Stanley Baldwin, junto con las autoridades religiosas, se oponían al matrimonio. El rey es también el máximo poder en la iglesia de Inglaterra, por lo que estas presiones no podían ser obviadas por el monarca.

Si el rey se casaba con la estadounidense, el gobierno vigente renunciaría, generando así una crisis institucional. Eduardo sabía que con su decisión afectaría a la política de su país, y era algo que quería evitar. La situación con la iglesia también sería complicada tras la boda, lógicamente. Cuando algunos territorios del Imperio Británico mostraron su opinión en contra del matrimonio, Eduardo VIII tomó la decisión de dejar el trono y seguir con su amor.

Renuncia de Eduardo VIII al trono
(Renuncia de Eduardo VIII al trono)

El 11 de diciembre de 1936, el rey se dirigió por radio a todos los británicos, dejando de lado su carga, como dijo literalmente, y afirmando que:

«No he podido soportar la carga de la responsabilidad ni desempeñar como deseaba mis funciones reales sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo».

Esa mujer, lógicamente, era Wallis Simpson, que se casaría poco después con el duque de Windsor, que fue el cargo que tuvo el príncipe Eduardo después de abdicar. Aquella boda se celebró el 3 de junio de 1937.

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