La guerra de las dos rosas – Estirpe, de Conn Iggulden

La guerra de las dos rosas - Estirpe, de Conn Iggulden
(La guerra de las dos rosas – Estirpe, de Conn Iggulden)

Como dice Troy McClure en los Simpsons, quizás me recuerden de otras entradas como La Guerra de las Dos Rosas – Tormenta, o La Guerra de las Dos Rosas – Trinidad. El episodio de hoy trata sobre el tercer libro de esta saga del autor Conn Iggulden que, como supondrán, narra acontecimientos relacionados con la Guerra de las Dos Rosas. El subtítulo: Estirpe.

A finales de 1460, concretamente el penúltimo día del año, los Lancaster y los York se enfrentaron en la batalla de Wakefield. A los pocos días, en la muralla de York fueron clavadas en hierros cuatro cabezas. La del duque de York, la de su hijo Edmundo, de 17 años, la del conde Salisbury y la del hijo de este, de 16 años de edad. La parte victoriosa, los Lancaster, con la reina Margarita al frente, debía liberar su rey, Enrique VI, que estaba prisionero de los aliados de los York desde la batalla de Northampton. La reina, parte clave en el juego por el trono inglés, era francesa.

Parece algo escrito para una novela, para una película o para una serie de televisión, pero es sólo el comienzo de la novela. Y de todo eso hay sobre esta época inglesa, tan sorprendente y entretenida. Entre esas obras, la saga de Iggulden está trazando la historia libro a libro, haciéndola sencilla y asequible. No quisiera repetirme con lo ya dicho en las entradas en las que hablé las entregas anteriores Tormenta y Trinidad. Aunque, de nuevo, conviene remarcar que leer al final del libro la nota histórica sobre los hechos que se han novelado en las páginas anteriores, es un punto a favor de la seriedad con la que el autor se ha tomado su trabajo de documentación.

No es extraño leer que los hechos de la Guerra de las Dos Rosas tienen su reflejo o inspiraron pasajes en Juego de Tronos. Pero no es eso lo mejor, lo mejor es que lo que leemos en estas novelas fue verdad, es historia. Recuerden el dicho ese de que la realidad supera a la ficción. Yo tengo pendiente desde hace mucho leer algún ensayo histórico sobre este conflicto, en parte, por novelas como estas, que, en cierta forma, levantan la libre, avivan el interés por lo que cuentan.

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