La habitación que fue holandesa en Canadá durante la Segunda Guerra Mundial

La princesa Juliana y el príncipe Bernhar en Ottawa en 1942
(La princesa Juliana y el príncipe Bernhar en Ottawa en 1942)

En mayo de 1940 la familia real holandesa subía a un avión rumbo a Inglaterra, escapando del ejército alemán que avanzaba furioso. Se establecía entonces un gobierno en el exihilio londinese, pero la princesa Juliana se refugió en Ottawa, en Canadá, junto con sus dos hijas, aún niñas. Su marido, el príncipe Bernhard, se quedaba en Europa pilotando un spitfire para la RAF.

Aunque separados en el día a día, los príncipes holandeses tuvieron sus momentos para poder agrandar la familia. En septiembre de 1942 se anunciaba públicamente que la princesa Juliana estaba embarazada y que en enero del año siguiente daría a luz, si todo iba bien. Aquello era un problema, ya que si el recién nacido no venía al mundo en territorio holandés, estaría excluido automáticamente de la sucesión al trono. Quedaban apenas cuatro meses para el alumbramiento y la princesa estaba en América, lejos de la Europa, donde los nazis seguían con el pie puesto sobre su patria, impidiendo el nacimiento en territorio holandés.

Unas semanas más tarde, en diciembre, el gobierno canadiense aprobó una ley especial que declaraba una pequeña parte del Hospital Cívico de Ottawa como territorio holandés. No se necesitaba mucho, y así cuatro habitaciones de la tercera planta fueron cambiadas de país. E incluso se colgó en la zona la bandera tricolor del país de la princesa.

El 18 de enero de 1943 ingresaba la princesa en el hospital canadiense e iba destinada al territorio de su país en el centro médico. El día siguiente nacía la princesa Margarita, en América, pero en suelo holandés y por lo tanto era heredera válida al trono.

Fue este un gran detalle de Canadá, durante un momento duro, la Segunda Guerra Mundial. La familia real holandesa en el exhilio encontró un amigo. Tanto es así, que el día del nacimiento la bandera del país europeo ondeó en el parlamento canadiense y se escuchó allí el himno holandés. Algo que no había ocurrido nunca con ningún otro país. Y todo un detalle por parte de los aliados del norte de América.

Fuente: Today in Ottawa history

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