El Gran Delirio – Hitler, drogas y el III Reich

El Gran Delirio – Hitler, drogas y el III Reich, de Norman Ohler

Me sigue asombrando la capacidad que tenemos, más de 70 años después, para encontrar aún nuevos aspectos del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial sobre los que profundizar y donde el nivel de detalle que se alcanza es magnífico. En este caso, como ya indica el subtítulo del libro, se trata de la relación de Hitler y el Tercer Reich con las drogas y la obra de Ohler añade información sobre aquellos años en Alemania, para complementar lo que ya se sabe y componer así una foto que, a pesar de todo, parece siempre tener zonas oscuras aún por iluminar y descubrir.

El autor, Norman Ohler, según cuenta, se topó con el legado de Theo Morell, el médico de cabecera de Hitler, en el Archivo Federal de Alemania y se empeñó en descifrar las siglas y las anotaciones del médico. ¿Quién era el paciente A al que se refería? A partir de ahí, Ohler investigó y nos descubre un alucinante (nunca mejor dicho) mundo, en el que los jerarcas nazis consumían un buen número de sustancias, como también ocurría en el campo de batalla.

Hitler pasó la guerra ingiriendo a diario decenas de pastillas, estimulantes, narcóticos… pero no sólo lo hizo él por ser el Führer, sino que las drogas llegaron hasta los soldados de más bajo rango, que combatían bajo los efectos de la metanfetamina, en muchos casos. Durante la blitzkrieg, al parecer, decenas de millones de pastillas fueron repartidas entre las tropas.

Por supuesto, el paciente A, Hitler, forma parte importante del texto, pero el alcance es mucho mayor y Ohler nos habla del consumo entre la población, antes y durante la guerra, y de cómo los estimulantes llegaron al ejército, especialmente para combatir el cansancio de los soldados.

Quizás alguno esté pensando en que estamos ante un tratado tan concreto que puede no ser interesante o incluso pesado. Mi impresión es justo la contraria, ya que Ohler lo que nos presenta es un libro de historia, en el que narra hechos, comentarios y momentos históricos, y añade a estos su nueva información, en pequeñas dosis, como si fueran las sustancias que Theo Morell le proporcionaba al paciente A.

El gran delirio es una lectura nada pesada, muy interesante y muy recomendable, plagada de detalles y muy bien escrita. No en vano, Ohler es autor de varias novelas y de guiones de cine, y sabe cómo mantenernos atentos a las páginas.

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