Lo que opinaba Miguel Servet de los alemanes

Miguel Servet
(Miguel Servet)

A veces, cuando un hombre dice algo, hay que prestar atención. Si ese hombre llegó a morir por aquello que decía y lo defendió por encima incluso de su propia vida, entonces, la atención que merece es un poco mayor. Y por último, si ese hombre tiene la talla y los conocimientos que tuvo Miguel Servet, en ese caso la atención es casi una obligación. Dicho lo cual, y como no es este sitio para entrar en disquisiciones sobre si el Hijo de Dios es eterno o el simple, ¿simple?, hecho de que sea hijo hace imposible que sea eterno y por lo tanto, impide que la Santísima Trinidad sea tal y como la entendía la Iglesia en su tiempo; como no es Curistoria lugar para estas interesantes dudas, pero sí para otras cosas, vayamos a estas y dejemos aquellas.

Miguel Servet fue un hombre muy relevante, y más allá de sus descubrimientos y libros, que no es poco y ya merecen admiración, era un hombre muy firme en sus pensamientos y era capaz de mostrar y defender sus opiniones, a costa de todo. Tanto es así que acabó ardiendo en la hoguera por ello. Servet, trabajó sobre un libro de Ptolomeo, traduciéndolo y comentándolo, y no aguantándose lo que opinaba dejó en él algunas perlas sobre ingleses, irlandeses, italianos y, especialmente, sobre los que hoy son alemanes. Algunas muestras de las perlas en cuestión:

Los ingleses son valientes, los escoceses audaces, los italianos vulgares y los irlandeses brutos, poco hospitalarios, bárbaros y crueles.

Hungría produce ganado, Bavaria cerdos, Franconia cebollas, nabos y regaliz, Suabia rameras, Bohemia herejes, Bavaria también ladrones, Helvecia pistoleros y vaqueros, Westfalia mentirosos y todos ellos son alemanes glotones y borrachos. 

Sobre Palestina, a la que se creía rica en leche y miel, dejó escrito en el libro, aunque parece que no era aportación totalmente propia, que es una pura fanfarronada y una falsedad atribuir tantas excelencias a esta tierra. La experiencia de mercaderes y viajeros que han estado allí demuestra que es poco hospitalaria, árida y sin ninguna diversión. Por lo tanto, podría decirse que la tierra es la prometida, en efecto, pero se trata de una pequeña promesa en términos de hoy en día.

Fuente: Servetus International Society

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