La nitrocelulosa, un invento casual en una cocina

Christian Friedrich Schönbein
(Christian Friedrich Schönbein)

Los que hemos vivido en lo que habitualmente se conoce como pisos compartidos, ya sean de estudiantes, lo más habitual, o no, hemos visto que en ocasiones esas viviendas se parecen casi a una zona de guerra. Y en muchos casos la cocina podría ser perfectamente la de la familia Sawyer de Texas. Pero no siempre la dejadez es mala, en una ocasión la limpieza de una cocina llevó a la invención de un explosivo, y estas cosas las cargas el diablo, a veces para mal. Aquí les dejo el argumento que les proporciona esta curistoria por si alguna vez no les apetece limpiar y quieren una excusa.

En el año 1846 el químico germano-suizo Christian Friedrich Schönbein, trabajaba en la cocina de su casa haciendo experimentos y mezclas, ya que el laboratorio de la Universidad de Basilea, su lugar natural para la investigación, había cerrado por ser la hora de almorzar. Y como es lógico, Schönbein estaba en la cocina a la hora de almorzar, pero en lugar de comer se dedicó a jugar con sus cosas de químicos, que diría una madre enfadada. Quizás debido al hambre por estar investigando en lugar de comiendo, quién sabe, Schöbein no estuvo diestro y derramó algo de ácido nítrico concentrado sobre su mesa y como además de muy trabajador era muy limpio, cogió un paño de algodón y secó lo que había derramado, poniendo después a secar la tela, empapada, al calor de una estufa.

Poco después un fogonazo asustó a Schöbein que comprobó cariacontecido que el paño se había evaporado. Acaba de descubrir un nuevo explosivo, que además no generaba humo al entrar en acción, lo que no era moco de pavo. Era la nitrocelulosa o algodón pólvora. De allí se fue al laboratorio y acabó por perfeccionar aquel invento que tuvo un buen uso en la guerra, como ya les conté en otra ocasión.

Hasta aquí la excusa para no limpiar, ahora, en sus manos queda utilizarla para hacer el haragán o no usar la excusa, limpiar y, quizás, volar por los aires al inventar sin querer algún explosivo.

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