(Oficiales médicos en África en la Primera Guerra Mundial) |
Lo cierto es que el título de la entrada es tan obvio que casi parece una broma, entre otras cosas porque la guerra no es un buen sitio para casi nada. Pero como supondrán, detrás de la frase hay algo más, que son algunos datos sobre las muertes causadas entre los combatientes por enfermedad, en torno a la Primera Guerra Mundial. Fue entonces, en la Gran Guerra, la primera vez en la que en un gran conflicto el número de muertos británicos en batalla fue mayor que el número de muertos debido a enfermedades.
Tan sólo 15 años antes, en la Segunda Guerra Anglo-Bóer, unos 8.000 soldados muertos en batalla no llegaban a los aproximadamente 14.000 que vieron su final debido a alguna enfermedad. El cambio en el ratio a favor de los muertos en batalla no viene tanto del horror del combate en la Primera Guerra Mundial, que también, sino de la mejora notable de los servicios médicos y de la popularización entre los soldados de un mayor cuidado por la higiene, lo que aumentaba el número de enfermos que acababan por salvar su vida.
Y aunque cuando se habla de Primera Guerra Mundial solemos pensar en lucha de trincheras y en Europa, la guerra en África fue una campaña contra la naturaleza, el clima, la geografía y las enfermedades. La mosca tse-tse, que como saben es la transmisora de la tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño, fue un letal adversario para muchos soldados. En este contexto africano, frente a los aproximadamente 3.650 soldados muertos en combate o por las heridas recibidas en el mismo en algunos momentos de la guerra, hubo unos 6.300 por enfermedad. En África el ratio seguía siguiendo muy desfavorable para los enfermos.
En cualquier caso, el peor ratio estaba entre los porteadores indígenas que acompañaban a las tropas. Aunque pudiéramos pensar que estaban más acostumbrados al entorno y sus males, parece que efectivamente la guerra no es un buen sitio para enfermar. Entre estos porteadores, también en África, hubo casos en los que 700 muertos en combate son una gota comparada con el mar de 43.200 fallecidos por alguna enfermedad.
Fuente: The First World War in 100 objects, de Gary Sheffield
Bajos de defensas, apiñados y sin cuidados, por fuerza tenían que enfermar.
Aunque no venga exactamente al hilo de la entrada, yo lo cuento…
Según parece, Fleming decidió su campo de investigación al comprobar en la Primera Guerra Mundial que morían más hombres por la septicemia que provocaban las heridas que de las heridas en sí.
Saludos,
Gracias a las dos por comentar y por el aporte :)