El Gran Hedor de Londres

Caricatura sobre el mal estado del Támesis (1855)
(Caricatura sobre el mal estado del Támesis (1855))

Hace unas horas que ha comenzado este verano y hay que estar preparado para el calor, que por otra parte no ha esperado a que llegara el verano para aparecer. En 1858, en Londres, el sistema de canalización y tratamiento de residuos humanos urbanos no estaba preparado para el calor y el resultado fue una terrible peste, tan terrible que se conoce lo que ocurrió aquel años como el Gran Hedor.

Londres ya era entonces un centro urbano considerable, y el alcantarillado no había crecido al mismo ritmo, por lo que llegó al momento crítico. Pozos pocos profundos, instalaciones precarias, el Támesis, que acabó llevándose la peor parte, el calor… todo se aunó para provocar el horror. La peste emergió de las cloacas y del río y la ciudad se volvió inhabitable. Supongo que se hacen una idea más o menos clara de lo que puede ser vivir y dormir en verano en una ciudad conquistada por el olor a alcantarilla.

El Parlamento no se libró del festín y aunque su actividad se vio afectada, acabaron embadurnando las cortinas de las ventas de cloruro de cal para reducir los efectos de la peste y buscar una solución. Y la solución vino, lógicamente, por donde parece más lógico. El Parlamento decidió invertir en el sistema de alcantarillado para dimensionarlo adecuadamente y adaptarlo a las nuevas necesidades.

La solución llegó cuando el problema ya apestaba en la cara de todos, pero al menos así el Gran Hedor sirvió para algo.

Fuente: Historia de la ciencia sin los trozos aburridos, de Ian Crofton

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