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| (Los 13 de la Isla del Gallo, obra de Juan B. Lepiani) |
La historia de los hombres que conquistaron América, las Indias, hace unos cinco siglos, es una asombrosa colección de locuras, imposibles y mitos. Más allá de los hechos concretos y de los análisis sesudos, hay que reconocer que la valentía es necesaria para ir al otro lado del mundo y adentrarse en lo desconocido con ánimo. Entre aquellos hombres valientes está Francisco Pizarro y sus compañeros, Los Trece de la Fama.
En 1524 Pizarro puso en marcha una expedición hacia el sur con ochenta hombres y cuarenta caballos, pero resultó un fracaso. Como nadie había dicho que aquello fuera a ser un camino sencillo, volvió Pizarro a la carga en 1526 y los primeros pasos esta vez fueron más esperanzadores en la búsqueda de tesoros. La expedición se paró temporalmente y Pizarro se estableció cerca de la costa mientras algunos hombres volvían a Panamá en busca de refuerzos para continuar. El gobernador de Panamá se negó a apoyar el proyecto de Pizarro y no conforme con eso envió unas naves a buscarlo para llevarlo de vuelta.
Cuando estos barcos llegaron donde estaba nuestro protagonista, la isla de Gallo, Pizarro tomó una de las decisiones más importantes de su vida: no iba a abandonar su idea de explorar hacia el sur. Trazó entonces una raya en el suelo y dijo, apuntando a los lados de aquella raya:
Aquí está Perú, con sus riquezas; y aquí Panamá, con su pobreza. Que cada uno elija lo que es más propio de un castellano valiente.
Sólo trece hombres se quedaron del lado de la línea del que estaba Pizarro, comenzando una aventura única. Como supondrán, esos trece hombres son los conocidos como Los Trece de la Fama que anuncia el título de la entrada, y en ocasiones, conocidos como Los Trece Caballeros de la Isla de Gallo.
Fuente: Pequeña historia de la conquista de América, de Henry Kamen
