El pantelégrafo, el fax del siglo XIX

El pantelégrafo de Caselli
(El pantelégrafo de Caselli)

Giovanni Caselli fue un sacerdote italiano nacido en el año 1815, que ha pasado a la historia como inventor del pantelégrafo, un sistema de envío de imágenes y mensajes escritos que podría recordar al fax que todos conocemos. Además de su carrera religiosa y científica, estudió literatura e historia, así que debía ser un tipo tan cultivado como peculiar. De hecho, sus vecinos florentinos pensaban que estaba un poco trastornado, ya que no paraba de juguetear con cosas e inventos y su casa parecía más el laboratorio de un científico loco que el hogar de un sacerdote.

Cuando el telégrafo estaba en su momento más esplendoroso, Caselli comenzó a trabajar en cómo enviar imágenes a través de aquellas líneas telegráficas que comenzaban a atar el mundo como si fueran parte del envoltorio de un regalo. Se puso a trabajar en el patelégrafo en 1857 y durante los seis años siguientes fue perfeccionando el mismo y su funcionamiento.

Como decía, podríamos considerarlo el antecesor del fax que todos hemos conocido y que hoy va cayendo en desuso por el avance de otras tecnologías. Cercano a los dos metros de alto, aquellas baterías, cables y péndulos conseguían a través de la corriente eléctrica enviar las imágenes correspondientes a los documentos por telégrafo. Un péndulo se movía sobre el papel y cuando tocaba la tinta enviaba una señal eléctrica al terminal receptor, y así se iba generando la copia.

El emperador Napoleón III de Francia autorizó el uso del pantelégrafo en la red de telégrafos francesa, tras quedar impresionado por el invento de Caselli. En el año 1868 estaba plenamente operativo y se enviaban unos 110 documentos cada hora. En 1870 Prusia entró en guerra con Francia y su usó quedó interrumpido, no volviendo a ser utilizado más tarde. Al parecer nadie lo encontraba suficientemente útil y cayó en el olvido. Aproximadamente un siglo después, quién lo diría, las máquinas de fax se hicieron algo imprescindible en el mundo de los negocios.

Fuente: The greatest stories never told, de Rick Beyer

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.