Toda una lección de tesón de Paul Ehrlich

Paul Ehrlich
(Paul Ehrlich)

La frase el éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo es de Winston Churchill, pero si hay que tomar un ejemplo de esta frase hecho persona, pocos candidatos hay mejores que Paul Ehrlich. Este alemán, nacido en 1854, fue un importante médico y bacteriólogo, como indica el que fuera reconocido con el premio Nobel de Medicina en el año 1908.

Su vida es una constante de investigaciones y descubrimientos, peleando contra las enfermedades sin descanso y con todas las armas a su alcance, entre ellas una de las más poderosas: el tesón. Ahora veremos por qué digo esto y por qué yo envidio la capacidad de este hombre para seguir y seguir.

En 1901 creó una de sus balas mágicas, como él mismo las denominaba, que era compuestos químicos sintetizados preparados para la curación de enfermedades infecciosas. Aquel producto era un compuesto de arsénico orgánico que permitía atacar y vencer a una terrible enfermedad que además estaba muy extendida, la sífilis. Ehrlich denominó a aquel descubrimiento de 1901 sencillamente como 606, ya que era el fruto de 605 experimentos que de un modo u otro habían fracasado antes de llegar a aquel 606º. Tras centenares de intentos, nuestro hombre no tiró la toalla y siguió con su empeño, que al final dio su fruto. Admirable.

No acaba ahí la cosa, el experimento 606 fue mejorado y así se llegó al Ehrlich 914, un compuesto mejorado y que suponía el número intento 914, una muestra de su afán en la búsqueda de la solución perfecta. Casi mil pruebas para mejorar y mejorar.

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