La fidelidad infinita de los perros, según Plinio

Mosaico romano mostrando un perro con collar.
Mosaico romano mostrando un perro con collar.

Como ya he comentado en otras ocasiones, tengo como parte de mi familia a un perrita llamada Jara, y después de años de convivencia no me parecen extrañas historias como la que sigue.

Cuenta Plinio el Viejo en su Historia Natural, escrita en las primeras décadas de nuestra era, que en una ocasión detuvieron a un tal Ticio Sabino. Fue juzgado y condenado a muerte, y durante todo el proceso el perro de uno de estos no pudo ser alejado de la cárcel en la que se encontraba su amo por más empeño que se puso. Cuando el cadáver fue arrojado en las Escaleras de las Lamentaciones, el perro no se apartó ni un solo momento de él.

Cuenta además Plinio cómo el perro lanzaba constantemente tristes aullidos, lo que provocó que algunos romanos se acercaran a ver qué le ocurría al animal. Uno de estos curiosos acabó por lanzarle un poco de comida y este la cogió y la llevó hasta la boca del muerto. Por último, cuando arrojaron el cadáver al Tíber, el fiel compañero se lanzó a nadar y cuando alcanzó el cuerpo de su amo intentó con todas sus fuerzas sujetarlo para que no acabara hundido.

Fuente: Gabinete de curiosidades romanas, de J.C. McKeown

6 comentarios en “La fidelidad infinita de los perros, según Plinio”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.