La Inquisición contra la RAE por el caos

Lema de la Academia
Lema de la Academia

Son varias las entradas de Curistoria que han comenzado por la definición de la RAE de una palabra, y que a partir de ahí han andado su camino. Pero hoy es una palabra del diccionario la protagonista absoluta de la historieta, la que enfrentó a dos monstruos como son la propia RAE (Real Academia Española) y la Inquisición.

La RAE, fundada en el año 1713, se vio denunciada frente al tribunal eclesiástico por una definición que había incluido en su Diccionario de la lengua castellana. Era el año 1815 y el Santo Tribunal ya estaba en su descenso, prolongado descenso, hacia la desaparición, pero gracias a Fernando VII vivía un momento aún de poder. En junio de aquel año, un fraile de Huesca denunció ante la Inquisición de Aragón que aquel diccionario tenía una definición de la palabra caos como el desorden que existía antes de la Creación y que tal afirmación era herética. Afirmaba el fraile que antes de la Creación no había nada y que por lo tanto había de procesarse a los hacedores del diccionario por ir en contra de los dogmas cristianos.

La Inquisición aceptó la denuncia y se puso en contacto con la Academia para que modificara aquella definición e incluso le sugirió una: la ruda e imperfecta materia que creó Dios de la nada en el principio del tiempo, de la cual hizo y formó las cosas corporales. El 3 de abril de aquel 1815 el Santo Oficio abrió proceso a la Academia en la persona de su secretario, don Francisco Antonio González. Finalmente los eclesiásticos se llevaron el gato al agua y a pesar de los quebraderos de cabeza que suponía cambiar la definición, ya que la impresión del nuevo diccionario estaba en marcha, se modificó el texto asociado a la palabra caos. Además, la academia de la lengua explicó que no había intención herética alguna en sus palabras y que había sido sencillamente una interpretación poco afortunada.

De todos modos no iban a dejar los académicos que les dictaran su trabajo, y si bien cambiaron el texto, no utilizaron el que le había propuesto el inquisidor en su oficio. Finalmente, en 1817, el Diccionario de la lengua castellana tenía la siguiente definición del caos: el estado de confusión en el que se hallaban las cosas al momento de su creación antes de que Dios las colocase en el orden que después tuvieron.

No sé qué pensarán ustedes, pero me parece a mí que si bien la Real Academia Española cambió el texto, no lo hizo en profundidad y que de un modo u otro se salió con la suya. Si la primera definición de caos era herética, esta no lo debía ser mucho menos.

Fuente: Estudios ofrecidos al profesor José Jesús de Bustos Tovar, Volumen 1

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