El franquismo, de José Luis Ibáñez Salas |
Inauguramos con este título un nuevo modelo en las entradas de los sábados, ya saben, las que corresponden a recomendaciones, habitualmente de libros. Este nuevo modelo incorpora una entrevista al propio autor del libro, y abrimos brecha con el título El franquismo, escrito por José Luis Ibáñez Salas.
Escrito con un tono claramente didáctico y divulgativo, aspecto novedoso en el tratamiento del tema y que colabora a que la obra se lea con gusto, el libro hace un repaso del franquismo, desde la Guerra Civil Española hasta la muerte de Franco, su encarnación. Pero es importante saber que el libro no gira en torno a Franco, sino a lo que supuso su régimen político y por lo tanto es un libro más cercano a la historia de España que a la biografía, enfoque que también sospecho es poco habitual.
Rondando las 225 páginas, el libro estructura los casi cincuenta años en cuatro bloques y así va navegando desde la propia guerra hasta los años 70, pasando por el desarrollismo o la posguerra. Ángel Viñas es el autor del prólogo y expone cómo esta parte de la historia de España no es tan conocida como debiera en nuestros días. Además, en mi opinión, el poco conocimiento que hay suele estar teñido de tópicos y mitos en los que cada cual acerca el ascua a su sardina. Es este libro una oportunidad genial para acercarse a casi cincuenta años de nuestra historia, muy cercanos aún, y hacerlo además sin necesidad de grandes tratados o de páginas y páginas llenas de explicaciones que más parecen una tesis doctoral que un libro para el público general.
El autor, José Luis Ibáñez Salas, madrileño del 63, es editor e historiador, fue responsable del área de historia de la Enciclopedia Encarta y dirigió la colección Breve Historia de la editorial Nowtilus. Actualmente es promotor de nuevos proyectos en Sílex Ediciones, dirige la revista Anatomía de la Historia, es editor en Santillana Educación y uno de los padres de Punto de Vista Editores. Una larga carrera en torno a los libros y la historia que deja su poso en el texto que nos ocupa, sabiendo cómo contar la historia.
Y hasta aquí mi opinión, y de aquí en adelante, que hable el autor.
José Luis Ibáñez Salas |
En el prólogo del libro, Ángel Viñas hace una apología de la divulgación de la historia, considerándola casi una obligación. También expone cómo ha comprobado que el franquismo es desconocido por la sociedad española actual. ¿Por qué? ¿Es aún complicado entender esa época española como historia, sin más?
La sociedad española, por desgracia, desconoce más cosas de las que debiera. Los españoles leemos poco, nos informamos mal. Supongo que como la mayoría de los seres humanos, pese a vivir en medio de un accesible caudal ingente de información. El franquismo no solo es historia, será difícil que solo sea historia, algo que ocurrirá cuando no quedemos nadie que lo haya vivido.
El libro recoge una frase de Miguel Cabanellas en 1936 en la que afirma que si dejaban España en manos de Franco este iba a creer que era suya, hasta la muerte. Ya sabemos que fue acertada, pero ¿era exagerada la afirmación en aquel momento? ¿Cuándo decidió Franco hacerse con el máximo poder?
Cabanellas conocía muy bien a Franco, pues lo tuvo bajo su mando, y la frase resultó acertada décadas después porque cuando lo dijo ya lo era. Imagino, de otro lado, que Franco decidió hacerse con todo el poder en cuanto que comprendió que sus colegas en la sublevación mostraron como mejor opción para el triunfo el mando único, a nivel militar pero también político, algo que ocurrió muy pronto aquel año 1936, iniciado el conflicto, y él mismo se vio situado en la cresta de la ola por estar al frente del principal de los ejércitos que avanzaba hasta la capital del Estado.
¿En qué medida Franco actuó durante la guerra pensando en que aquel era su camino hacia un poder absoluto sobre España? Es decir, buscando el pleno interés propio.
No sabría responder a esta pregunta, como imagino no sabría responderla autorizadamente ningún historiador. No olvidemos que la labor de los historiadores es explicar el pasado, algo que se torna difícil si no imposible cuando lo que se pretende es analizar psicológicamente los deseos y las motivaciones de los protagonistas de la historia. No obstante, me atrevo con una opinión, que es, lo siento, sobre todo un pronóstico a posteriori: Franco buscaba no solo ganar la guerra sino hacerlo de forma que el pasado reciente de España quedara aniquilado y se pudiera retroceder hacia un pasado en el que el librepensamiento no campara a sus anchas, y eso era algo para lo que él mismo se veía perfectamente capacitado, para pilotar un país sometido al orden tal y como él lo entendía.
En un ejercicio de casi historia-ficción, ¿qué hubiera ocurrido si la Segunda Guerra Mundial se hubiera retrasado unos años y España hubiera estado recuperada para entonces?
Tuvieron hace unos años cierto éxito estos ejercicios de historia virtual que como herramientas para ejercitar los mecanismos historiográficos está bien, sería una especie de gimnasia para historiadores, pero que no creo que aporte gran cosa al conocimiento del pasado. No obstante, me parece muy sugerente de nuevo su pregunta, y creo que en caso de haber sucedido tal cosa todo habría dependido de la situación interna del país, especialmente respecto de los apoyos incondicionales interiores con que hubiera contado Franco, aunque pienso que el retraso económico y la extrema pobreza de aquella España habrían impedido durante muchos años que las potencias nazi-fascistas nos hubieran hecho mucho caso, como de hecho ocurrió en la realidad.
¿Realmente fue la situación económica la que encaminó a España al cambio a finales de los años 50? ¿Si fuera así, el franquismo se hubo de tragar una píldora amarga?
Al franquismo no, pero a Franco no le resultó fácil atender y entender los motivos que le dieron para ese cambio los técnicos, ya sí verdaderos especialistas, que él mismo, asesorado como de costumbre por su fiel Carrero Blanco, había colocado al frente de la administración económica del país.
En el libro se explica cómo el franquismo fue capaz de despolitizar a la sociedad española al borrar de la cabeza de los españoles la política. ¿En qué medida ese hecho pesó, si lo hizo algo, en el post-franquismo?
En el post-franquismo, esto es, en la Transición, las grandes palabras fueron consenso, reconciliación, es decir, la política había vuelto porque siempre estuvo en realidad ahí, lo que ocurre es que el franquismo consiguió convencer a la mayoría de la población de que la política no era asunto suyo, algo que los nuevos tiempos a partir de la muerte del dictador se encargaron de desmentir.
Todos sabemos que Franco murió en el poder y que sus opositores no fueron capaces de acabar con el personaje. Pero, ¿qué peso tuvo la oposición a la hora de acabar con el franquismo cuando aún vivía aquel? Es decir, ¿cómo influyó la oposición en que la continuidad del franquismo sin Franco tuviera pocas o nulas posibilidades.
La oposición al franquismo, fragmentada hasta casi los mismos días de la Transición, no pudo vencer a las herramientas represivas del régimen ni pudo evitar la aceptación internacional del mismo, desde luego. Pero su propia existencia, reflejo de dignidad evidente para una sociedad ávida de ser como sus vecinos occidentales desarrollados y aparentemente tan libres, permitió que cuando la coalición que había sostenido al franquismo se resquebrajó de forma contundente y definitiva en 1975 tuviera en frente a quienes iban a legitimar definitivamente el acceso a la democracia.
¿Cuál es el rastro del franquismo que aún podemos encontrarnos en nuestra vida, en la sociedad, en las leyes…?
El cambio horario, no me refiero al que cada año hacemos y deshacemos, sino el estructural que se adoptó en 1940 y que nadie ha recuperado todavía pese a tantos años de democracia. Ahora en serio, lo fundamental que queda del franquismo hoy en día es algo que nunca hubiera nacido de no existir aquél, ETA. Y la percepción errónea que tantos tienen de lo que en realidad fueron aquellos años inclementes, una percepción que en buena parte se debe a la propia idiosincrasia de una dictadura como aquella.
Si tuviera que elegir unas pocas palabras para definir el franquismo desde un punto de vista político, ¿cuáles serían?
El franquismo fue una dictadura unipersonal de carácter ultraconservador que aglutinó y arbitró durante décadas las corrientes de una coalición ganadora de una guerra civil.
Un aspecto que me ha gustado del libro, y que responde a su título, es que habla del franquismo y no tanto del personaje en el que este se encarna. Tengo la sensación de que el franquismo tiene muchos componentes que Franco no llegó a controlar y que hubo de manejar (movimientos sociales, relaciones internacionales, poderes en sus propias filas…) ¿Esto es así o lo que no nacía de Franco no existía, por decirlo de algún modo?
Franco fue un autócrata, pero el franquismo no son los actos de Franco aislados sino la interrelación del dictador y su régimen con la realidad, una realidad que nunca fue capaz de controlar del todo, porque lo que no fue su sistema fue un sistema totalitario.
También destaca en el texto el tono del mismo, cercano, casi como de charla con al lector. Sin duda cumple con el objetivo divulgador del que se habla en el prólogo de Ángel Viñas. ¿Es importante este enfoque a la hora de tratar un tema como el franquismo, que aún levanta pasiones? Desde mi punto de vista es un acierto.
Gracias. Exactamente eso es lo que pretendí al escribir el libro y eso fue lo que Cristina Pineda, como editora literaria del mismo y el propio Ramiro Domínguez, director editorial de Sílex, consideraron que lo distinguía de otras obras similares, la cercanía, es decir, haber logrado poner al régimen a la altura de los lectores.
Y ahora unas preguntas más genéricas para conocer al autor.
Tres libros que recomendarías
Tres no, seis…
Arturo Pérez-Reverte: Un día de cólera, 2007.
Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español, 1960.
Mario Vargas Llosa: La fiesta del chivo, 2000.
Javier Cercas: Soldados de Salamina, 2001;y Anatomía de un instante, 2009.
Antonio Muñoz Molina: La noche de los tiempos, 2009.
Tres películas que no debe uno perderse
Sopa de ganso, de 1933, dirigida por Leo McCarey y protagonizada por los Hermanos Marx.
Con faldas y a lo loco, de 1959, dirigida por Billy Wilder.
Días de radio, de 1987, dirigida por Woody Allen.
Cuál es tu rutina, manías, vicios a la hora de escribir.
No me creo maniático, como todos los maniáticos, por otra parte, así que imagino que es algo que ayuda a escribir la costumbre que tengo de poner música antes de sentarme para escucharla sin hacerla caso, aunque de vez en cuando me recuerda que está ahí para conmoverme y no para decorar la habitación… y conectarme con todos los sitios posibles (redes sociales, correo electrónico, diario digital favorito…).
Próximo proyecto
Es un secreto que solo le puedo confesar a usted, que está siendo tan amable. ¿Qué periodo comenzó en España justo cuando finalizó el franquismo? Bueno, ese y otros varios, como un diccionario sobre algún aspecto que preferiría no desvelar, la novela que me lleva esperando desde la infancia y que he dejado reposar mientras amablemente buenos amigos se encargan de leerla para desaconsejarme que me dedique a esos menesteres o que prosiga con ellos, mi colaboración mensual con el magnífico blog de Fernando Martínez, mis propios escritos para la revista digital que dirijo, Anatomía de la Historia… Por no hablar de mis proyectos como editor.
Recomiende una época, hecho, personaje… de la historia
La Transición, el nacimiento de mis hijos,mi esposa. Por ese orden.
Y estando en Curistoria… ¿alguna anécdota en torno al libro?
Para contextualizar lo que se cuenta en mi libro sobre el franquismo respecto de quién lo cuenta… en el texto salgo yo. Es una especie de guiño a la manera hitchcockiana y una licencia que el editor me consintió porque lo que pretendí con esta obra es escribir, desde una cierta cercanía, asuntos complejos de forma asumible para la mayoría de los lectores.
¡Hola!
Felicidades a entrevistador y entrevistado.
Muy buena entrada.
AlmaLeonor
Gracias Alma, por la parte que me toca :)