Felipe II, rey del Imperio Español y residente en Madrid una vez que fue coronado rey, le dijo una vez a un doctor que estaba a su servicio y que se llamaba Morata lo siguiente.
⎯Morata, quiero casarte; piensa en ello.
⎯¿En dónde, señor?
⎯En Madrid.
⎯No me conviene.
⎯¿Por qué?
El médico respondió entonces al rey con una frase tan llena de lógica que era irrebatible por un lado y que dejó en una posición que no sabría cómo calificar a las mujeres de Madrid.
⎯Yo tengo a Vuestra Majestad por hombre ponderado y entendido, y puesto que Vuestra Majestad se ha ido a casar a Inglaterra, Alemania, Francia y Portugal, algo debe de saber de las mujeres de Madrid.
Y así Morata no se casó. Dicho esto, que algo deben tener las mujeres de Madrid, no hay que olvidar que Felipe II estuvo más año viudo que casado, así que tan buena puede ser una cosa como la otra.
Muy ingenioso el "amigo" Morata…
Frente a esa proposición del rey, por algún lugar tenía que salir el hombre 🙂
Gracias Juana por el comentario.