No tener ni blanca

Tal y como están las cosas, supongo que es común, lamentablemente, decir aquello de “estar sin blanca”, que viene de decir que uno no tiene ni un céntimo en sus bolsillos.

El origen de este dicho se remonta a los tiempos de Felipe II, cuando existía una moneda que se llamaba así, blanca, que valía la mitad de un maravedí. Esta moneda, la blanca, tenía un valor muy bajo, como el céntimo del que hablaba hace un momento en el primer párrafo. Por lo tanto, no tener ya ni una blanca significaba estar en la más absoluta de las ruinas.

Cervantes escribió: “Echó mano a la faldriquera la señora Tenienta, y halló que no tenía blanca”. Años y años han pasado desde entonces y hoy es tan cierta esta frase como entonces, los españoles seguimos sin tener ni blanca. Estamos como la señora Tenienta de Cervantes, con la faldriquera vacía. Llegarán tiempos mejores, eso seguro.

Fuente: El porqué de los dichos, de José María Iribarren

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