El mayor engaño de la historia

En alguna ocasión ya he comentado de pasada la cantidad de operaciones de engaño y trabajo de inteligencia que llevaron a cabo los aliados antes del día D, el día del desembarco en Normandía, en la Segunda Guerra Mundial. Una de estas operaciones fue la creación de un ejército ficticio.

Al mando de este ejército estaba el general George Patton, nada menos, y estaba formado por once divisiones, situadas cerca de Dover. Estaba listo para cruzar el canal por el punto más cercano al continente, el Paso de Calais. Todo un despliegue, ficticio.

Los aliados querían que los alemanes creyeran que entrarían en el continente por el paso de Calais, pero estaban preparando el desembarco en otro punto, Normandía. La operación de engaño de la que hablamos fue la operación Quicksilver, que se englobaba dentro de la operación Fortitude.

Se crearon tanques de plástico (como el de la foto), soldados de madera, siluetas de vehículos de madera y cartón, aviones de pega… todo ello para que los espías alemanes y las fotos aéreas de estos se convencieran de que aquel enorme grupo de soldados existía y estaba listo para el combate. Los operadores de radio aliados enviaban sin parar mensajes y órdenes a dicho ejército de ficción. Estos mensajes, interceptados por el enemigo, contribuyeron al engaño. Los agentes dobles, como Joan Pujol (alias “Garbo”), aumentaron el efecto de la ilusión.

Aquel truco funcionó de una manera casi increíble. De hecho, los nazis, incluso después del desembarco en Normandía, seguían creyendo que el gran salto aliado sería por Calais. Esto mantuvo un buen número de efectivos alemanes alejados del punto de acción real.
Posiblemente, como dice el título de la entrada: el mayor engaño de la historia.

7 comentarios en “El mayor engaño de la historia”

  1. En realidad de los tres canales que utilizaron los alemanes para engañar a los alemanes (agentes dobles, tráfico de radio ficticio y maquetas) el más importante con diferencia acabó siendo el de los agentes dobles. Los servicios de inteligencia alemanes no fueron muy competentes a la hora de interceptar las comunicaciones de radio aliadas (aunque hay que reconocer que analizar la enorme cantidad de tráfico que generaban los ejércitos aliados era un trabajo casi imposible). Las misiones de reconocimiento aéreo alemanas en Inglaterra casi no existieron, debido a la gran superioridad aérea enemiga, con lo que los tanques hinchables y el resto de engaños visuales fueron prácticamente inútiles. Los alemanes tenían que fiarse casi exclusivamente de los informes de los espías que tenían sobre el terreno. Y todos ellos eran agentes dobles.
    Un saludo.

  2. A quien le interese el tema de los engaños por parte de espias dobles. Leanse el libro, Agent ZigZag, historia real de Eddie Chapman, un autentico 007 y agente doble, con un divertido gusto por el alcohol y las mujeres que haran las delicias de cualquier lector.

  3. Nonsei, estoy de acuerdo, pero no me negarás que es un despliegue que merece la pena ser contado.

    Idus, Nonsei, gracias por los comentarios. Me sumo a la recomendación del libro.

    Saludos.

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