Ciencia contra religión, el caso Scopes

Después de siglos y siglos seguimos dándole vueltas a la existencia de Dios o hasta dónde la ciencia explica las cuestiones de tal modo que no queda lugar para deidades. En estos días el tema ha vuelto a la palestra debido a unas declaraciones del científico Stephen Hawking. Creacionistas contra evolucionistas, un tema clásico. Les contaré algo que ocurrió en 1925 al respecto.

Los choques entre ciencia y religión son tan viejos como ambas, pero en 1925, gracias a la civilización y después de siglos de resolver las disputas en el campo de batalla, la guerra acabó en los tribunales. John Scopes, un profesor de biología, había incumplido las leyes de Tennessee que prohibían la enseñanza de la teoría evolucionista, como también ocurría en otros estados. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles envío a Clarence Darrow para defender a Scopes al amparo de la Primera Enmienda, la que protege la libertad de religión y expresión.
El estado de Tennessee, sus leyes más bien, fueron defendidas por William Jennings Bryan, ex candidato presidencial. Darrow, por el lado del evolucionista, tenía unos argumentos más o menos sólidos y además una sólida formación como abogado. Bryan, del lado de Dios, defendía el derecho de los ciudadanos de Tennessee a no estudiar una “hipótesis no probada” que además atacaba la moralidad.
Darrow citó en el estrado al ex candidato presidencial como testigo y allí fue derrotado y hasta humillado. Quedó de manifiesto que no había leído ni estudiado nada sobre la teoría evolucionista, a pesar de haber escrito contra ella. Quedó de manifiesto que no había estudiado más religiones que la cristiana y que, además, nunca se había planteado nada mínimamente crítico contra esta. Todo esto dejó claro que su defensa tenía poco de argumentada y que era un acto de fe. Cosa por otro lado lógica si estamos hablando de creer en Dios. Bryan murió unos días más tarde.
Dicho todo esto, el resultado del caso Scopes fue la condena para este, aunque fue un importante precedente y mostró que el ataque al evolucionismo era complicado desde un punto de vista argumental. Lo que quedó allí de manifiesto era que un lado no tenía mayores argumentos que la fe y la creencia. Que, por otro lado y como ha demostrado la historia, no es poco. Al fin y al cabo, la fe mueve montañas.

13 comentarios en “Ciencia contra religión, el caso Scopes”

  1. Totalmente de acuerdo, los creacionistas no ofrecen argumentos y no se les puede convencer con argumentos.

    Esto es lamentable, porque los evolucionistas no tienen otra cosa más que argumentos.

    Creo que el pleito siempre se terminará con la ley del más fuerte.

    A veces, como en el caso de Galileo seran los creacionistas, en otras ocaciones seran los evolucionistas. Siempre en función de quien tiene el poder en el lugar y momento del pleito.

    Frecuentemente los evolucionistas tendran la ventaja (como la tuvo Galileo) de ofrecer conocimiento y avances tecnologicos para ganar momentaneamente el pleito.

  2. Creo que ni los evolucionistas ni los creacionistas tienen argumentos sólidos para demostrar sus teorías. Así, continuará siempre el enfrentamiento entre los que ven una mano divina en el Big Bang, y los que ven una simple explosión de una energía desconocida.

    Gracias por esta historia, que desconocía. Y curiosa la muerte del denunciante ¿no?.

  3. Ojala que esta historia fuese parte de la historia… ya superada. Lo triste es que la oposición dogmática a la evolución dista de estar desapareciendo.

    @meg: Lo cierto es que el evolucionismo tiene pruebas absolutas e incontestables de que es realidad. Como dicen los biólogos, no creer en la evolución equivale a negar que la Tierra es redonda o que gira alrededor del Sol (bueno, los hay). La evolución ES un hecho. Lo que ya no va tan claro, es la explicación de cómo ocurre, que sí que está sujeto a discusión.

    Y el pleito (porque de debate tiene poco) va a seguir, no porque la ciencia no pueda demostrar sus teorías, sino porque la religión, al basarse en la fe, se empeña en creer y negar a pesar de las pruebas. "Y sin embargo, se mueve."

    Por cierto, el que falleció fue el abogado defensor.

    P.D. La palabra de verificación es "satan". ¿Es algún tipo de señal?

  4. No sólo no está claro cómo ocurre, gt7h1, sino cuándo empezó. Creo que ése el misterio. Y la palabra de confirmación me sorprendió a mí también. ¿No son aleatorias?. Pues me tocó a mí ese término, fíjate.

  5. @Meg (a las 14:45): Bueno, creo que no se puede decir exactamente que sea un misterio (por su acepción de "inexplicable o más allá de la razón). Hay explicaciones sobre cómo ocurre y cuándo comenzó y todo eso. Pero nadie las trata de vender como la "Verdad" sobre la evolución. Simplemente se trata de la mejor explicación al momento a la luz de la evidencia disponible; podría haber mejores explicaciones en el futuro. Pero es lo que tiene la explicación científica: siempre es perfectible.

    Pero se regresa a lo mismo. Que la explicación no sea perfecta (o incluso que no se disponga de una) no anula la realidad del fenómeno que se quiere explicar. La evolución es un hecho, incluso si los científicos no llegan a ser capaces de explicarla (que tampoco parece ser el caso).

    La coincidencia de palabra de verificación, eso sí que es un misterio de Blogger. 🙂

  6. Lo narrado es la leyenda canónica, que incluso se ha llevado al cine. La realidad es bastante más trivial. La legislación aplicada por Tennessee era claramente contraria a derecho en EEUU, y se aprobó con la idea de que sería derogada en cuanto el primer juicio en el que se aplicase falalra en su contra. El pleito tuvo lugar en Dayton porque un empresario local pensó que si se celebraba en su pueblo el juicio habría afluencia de visitantes y negocio, así que se informó a la ACLU (la Unión en defensa de las libertades civiles) que aceptó con gusto pagar los costes. Scopes NO ERA EL PROFESOR DE BIOLOGÍA sino el de gimnasia, pero aceptó sin problemas dar una clase de biología para que se le pudiera demandar. Bryan acudió porque quería hacerse publicidad e incluso los denunciantes y los tstigos fueron al tribunal con la lección aprendida. EL objetivo no era juzgar a Scopes sino mostrar la ilegalidad del Acta Butler, ya que esta prohibía a los profesores enseñar evolución contradiciendo así la legislación de educación de Tenesee que señalaba los textos que debían usarse en biología, y que incluía entre esos textos un libro donde se explicaba la teoría de la evolución. Una vez se condenara a Scopes, su abogado recurriría y el acta sería derogada.

    ¿Qué salio mal? que el juez se equivocó con la sentencia e impuso una multa de 500 dólares a Scopes. La multa máxima que contemplaba la ley para esos casos era de unos 90 dólares, con lo que el juicio fue declarado nulo. Se podría haber repetido, pero la muerte de Bryan (un personaje muy popular en el estado) hizo que nadie se lo planteara y el tema se dejó correr. Sin sentencia condenatoria no era posible apelar contra el Acta que siguió en vigor durante varias décadas, y lo único que llegó a los periódicos de toda la nación fue que se había denunciado a un profesor y se le había declarado culpable. En consecuencia las editoriales, para evitarse problemas, retiraron la evolución de sus libros de texto, reduciendola a un par de líneas sin apenas valor explicativo.

    Por mucho que el cine nos haya contado otra cosa, el juicio de Scopes no tuvo nada de heróico o épico: fue una derrota para la ciencia debida a un estúpido error procesal.

  7. Gracias a todos por los comentarios.

    Laura, tienes razón, el que murió fue Bryan, me equivoqué de nombre, gracias por el aviso.

    José Antonio, gracias por todos esos detalles, muy interesante.

  8. ¿Acaso se puede, mediante el uso de la razón, convencer a quien ha asumido una postura sin soeterla a razonamiento alguno?

    Imposible, tanto si hablamos de creacionistas, movimiento New Age, homeópatas, quiroprácticos, espiritistas, etc.

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