Locura por las inauguraciones

Es ciertamente feo ese vicio que tienen los políticos, especialmente en época electoral, por inaugurar e inaugurar incluso aquello que no está finalizado o no está listo para su uso. Lamentablemente no es esta tontería exclusiva de estos políticos y esta época.

En 1852 un ministro de la Gobernación para celebrar el cumpleaños de Isabel II decidió que había llegado el momento de inaugurar el Hospital de Nuestra Señora del Carmen. Esto sería normal, si no fuera porque dicho hospital no era más que un proyecto sobre el papel y no se había comenzado a construir. El ministro, que se llamaba Melchor Ordóñez, cogió un local de un asilo para niños que estaba en funcionamiento, sacó de allí a los niños, hizo limpiar y fregar todo, colocó camas, mesas, sillas, plantas… y, como toque final, hizo que se personaran allí varias hermanas de la Caridad.

Con todo el decorado, literalmente hablando, finalizado, la reina acudió al lugar y, por lo que cuentan, quedó muy complacida de la visita y el político aquel se colgó una medalla.

Fuente: Las anécdotas de la política de Luis Carandell

1 comentario en “Locura por las inauguraciones”

  1. ¿Y los niños pudieron regresar despues?

    Tal vez sirvió a dar mantenimiento al asilo, que la verdad, no creo que fuera muy frecuente.

    Si además les dejó las camas, sillas y demás, yo prestaria mi casa para que inaguraran un museo, una galeria de arte o algo parecido.

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