Durante la Segunda Guerra Mundial, como saben, España estuvo más bien del lado alemán dentro de su neutralidad. Esto no fue impedimento para que Winston Churchill fuera un asiduo visitante del embajador español en el Reino Unido. Ahora veremos por qué.
El embajador era Jacobo Fitz-James Stuart, 17º duque de Alba y duque de Berwick, entre otros títulos. Como vemos, la familia Alba siempre ha estado unida a la historia de España. Las cenas con Churchill solían ser relativamente habituales, eso sí, a menudo en la embajada española. ¿La razón? La cocina y la bodega. Tanto uno como otro eran aficionados al buen comer y al mejor beber y en la embajada nunca faltaba de nada a pesar de los duros momentos debidos a la guerra.
En una ocasión el cocinero de la embajada española le pidió al duque de Alba que le consiguiera una foto de Churchill dedicada por este. El de Alba le dijo a Churchill: “Winston, ¿te importaría firmar esto para mi cocinero? Te admira tanto…”. Churchill le respondió: “¿Admiración? Nada comparable a la admiración que yo siento por su cocina”.
Aprendamos de esto, amigos, una clara lección. Que la política, e incluso casi la guerra, no se interponga si podemos disfrutar de una buena comida. Si todo se discutiera en una buena sobremesa, cuánto mejor iría el mundo.
Chorrada :-). En la retaguardia, cualquiera es ingenioso y disfruta de un buen banquete. Lo triste de la guerra es que dos hombres que minutos antes han estado a punto de matarse, pueden compartir cinco minutos despues sus escasas provisiones, diciendose en pesimo aleman u horrible frances: feliz navidad…
Que rica la cocina española!!!, aun cuando no soy de España tengo debilidad por sus recetas y más cuando se trata de una deliciosa paella.
Entiendo a Churchill a la perfección.
Saludos
Esther.
Sabio Churchill, al menos en su admiración por el cocinero.
Coincido en lo de resolver los problemas en la sobremesa. Los problemas SIEMPRE son menos con el estómago lleno, y es mucho más civilizado que resolverlo a tiros…
Gracias a todos por los comentarios.
Lamastelle, tienes razón, y esa navidad de la Primera Guerra Mundial es un ejemplo.
Esther, estoy contigo. Pero yo creo que me quedo con la tortilla de patata. Sublime.
Trecce, un punto más para "el gordo".
Desorbitao, y el que pierda la charla, que pague la comida 🙂
Estupenda historia, Vitike. La conocía a medias. Y me ha encantado porque revela el sibaritismo de uno y otro. Un beso y feliz semana.
Y gracias por seguirme.
Hay una confusión muy común con lo de la neutralidad de España en la Segunda Guerra Mundial. España no era neutral, sino "no beligerante". Es decir, apoyaba a Alemanania, pero no pegaba tiros. Es la misma situación que tuvo inicialmente Italia y luego se implicó plenamente en ella.
Gracias Meg por el comentario.
Selgas, gracias por el apunte. Lo más curioso es cómo se fue "enfriando" el apoyo a medida que la guerra se inclinaba del bando aliado. Detalles, sólo detalles, pero muy significativos.
Saludos.
No se si lo sabéis, pero hay un gran empresario gallego que toma sus decisiones en la sobremesa y en parte eso le ha permitido ser una de las mayores fortunas del planeta.
Un saludo de un nuevo miembro, Xerion
Gracias Xerion por el comentario y bienvenido 🙂